Durante años discutí con Mayra González sobre la fecha en que transmitimos por primera vez La Tertulia. Uno de nosotros sostenía que fue el 14 de abril, el otro que el 15, ambos de 2004. Como a mí me habitan poco las certezas, persistí en mi necedad a sabiendas de que era probable mi equívoco: ella casi nunca se equivoca.

Al margen de la fecha, recuerdo con meridiana claridad que estábamos comiendo en un restaurante que ya no existe. Entonces recibí una llamada de William Hiarmes. Era jueves. Sus palabras fueron contundentes: “Mañana entran al aire”.

La tarde se colapsó de la mejor manera posible. Terminamos de comer con prisa, permitiendo que el nerviosismo se fuera acumulando poco a poco. Ya teníamos algo de experiencia en radio, justo en el programa de Willy. Sin embargo, entonces sería diferente. De entrada, porque sólo íbamos a estar los dos al aire, con nuestra propia emisión, sin la tranquilidad que dan los años tras el micrófono de quien, a la fecha, sigue siendo nuestro productor.

Escribimos casi el guion completo del programa; algo que nunca volvimos a hacer. Las escaletas eran suficientes. Nos reunimos con Willy frente a un pésimo café en una universidad que por entonces frecuentábamos. Revisó el guion, hizo algunas sugerencias y acordamos verlo al otro día. Como siempre, se le notaba calmado.

Nuestra inexperiencia generó un programa casi imposible. Hablamos de las mujeres en la literatura. Algo que hoy no podríamos hacer dada la amplitud del tema. Willy no dejó de apoyarnos desde el otro lado del cristal. Lo invitamos a que leyera un pequeño texto. Así que también estuvo dentro de la cabina. El resto fue responsabilidad nuestra.

Nuestra y de cada uno de los contertulios que nos ha acompañado a lo largo de los años. Cada que llega un aniversario es imposible no recordar. Recordamos, así, cómo nuestra radioescucha más joven de esa época ya se ha titulado. Recordamos a quienes se han ido y a quienes siguen llamando. Recordamos invitados, temáticas y emisiones.

Confieso, sin pudor, y Mayra se suma a esta confesión, que ha sido sencillo. No preparar los programas, por supuesto. Implican muchas horas de lectura, discusiones, a veces hasta peleas. Implican vencer al cansancio, las distancias de la ciudad, el tráfico. Pese a todo, ha sido sencillo. Una vez que estamos al aire, el tiempo se vuelve corto. Es como habitar un lugar mágico. Aquél que la radio posibilita.

Hace un par de semanas cumplimos doce años al aire. Doce años de hacer una emisión semanal dedicada sólo a la literatura. Doce años de platicar de lo que más nos gusta con autores que ya se han vuelto habituales y amigos. Doce años de estar bajo el manto de tranquilidad que nos ha ofrecido Willy. Doce años de estar en compañía de miles de contertulios. Por eso el festejo es más bien una humilde confesión de gratitud. A Radio Centro, a Radio Red, a todos quienes nos han permitido llevar a la literatura a nuevos lugares.

Doce años más tarde ya no nos ponemos nerviosos. Sin embargo, seguimos sintiendo la emoción y el entusiasmo por hablarle a esos micrófonos. Ojalá esa emoción no se acabe nunca.

Por cierto: ambos nos equivocamos. La primera emisión no fue el 14 ni el 15 de abril sino el 16, de ese remoto 2004.

La Tertulia se transmite todos los viernes de 21 a 22 horas en Radio Red am, 1110 de amplitud modulada.

Jorge Alberto Gudiño Hernández

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Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

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