Hace un mes, la Confederación Nacional de Gobernadores llegó a la conclusión de que la Federación debe dar más dinero a los estados. Por eso los gobernadores van a pedir que todo lo que se cobre del Impuesto Sobre la Renta se quede en las respectivas entidades. En otras palabras: los señores que en cinco años han duplicado el monto total de la deuda de largo plazo de los estados ahora quieren que la Federación les dé otros 50 mil millones de pesos.
En el manejo de las finanzas, tenemos gobernadores que se comportan como cualquier adolescente promedio: son tan insaciables en su gasto como elusivos a la hora de pedirles que asuman consecuencias. Sólo recaudan alrededor del 15 por ciento de lo que gastan --no quieren el costo político de subir impuestos o tarifas locales—pero sí estiran la mano para pedir más. ¿Qué ofrecen a cambio? Igualito que los adolescentes: nada. Ni siquiera transparencia en sus gastos y compromisos financieros. Porque si la cifra de 315 mil millones de pesos como monto total de deuda de los estados les parece demasiado, la pregunta hoy es cuánto dinero realmente deben las entidades: cuánto han contratado en deuda de corto plazo –que no reportan a Hacienda-- y cuán retrasados están en el pago a sus proveedores. “Hoy ningún habitante de cualquier entidad puede conocer la información sobre el monto real de la deuda de su estado”, sentencia Marco Cancino, especialista en el tema y académico del CIDAC.
Las campañas electorales están diseñadas para polarizar, por lo que no es raro que mucho de lo que en ellas se dice sean palabras de poca sustancia. Pero incluso si fue durante un mitin electoral, es necesario regresar al 25 de junio y releer las declaraciones de Ernesto Cordero realizadas ese día en Torreón. Ahí, el secretario de Hacienda reveló que la deuda real de Coahuila no es de 8,342 millones de pesos (como aparece en los propios registros oficiales de Hacienda) sino de 30 mil millones de pesos. Aunque rechazaron lo dicho por Cordero, las autoridades coahuilenses tuvieron que reconocer lo que la agencia calificadora de deuda Fitch había informado de manera discreta meses atrás: que deben además alrededor de 14 mil millones de pesos en créditos bancarios de corto plazo y a proveedores. O sea que la cifra se empieza a parecer más a la manejada por Cordero. (Cabe mencionar que el monto de la deuda de Coahuila que sí está registrada ante Hacienda, creció de 2005 a 2011 en 8 mil millones de pesos, al pasar de 323 millones a 8 mil 342.2 millones).
Pero a pesar de que su deuda estalló 2 mil 500 por ciento en un sexenio, Coahuila no es el único estado con problemas en este rubro. El Partido Acción Nacional en el Distrito Federal ha reiterado que el gobierno capitalino debe mil 500 millones de pesos a sus proveedores (hay otra versión que sostiene que la cifra real del adeudo en este renglón alcanza 8 veces esa cantidad). Y además de Coahuila y el Distrito Federal, en círculos financieros ya se habla de focos rojos en Quintana Roo (cuya deuda representa 160 por ciento de lo que le envía la Federación), Veracruz, Nuevo León y Michoacán.
Un reporte de Reuters publicado por CNN Expansión en abril pasado subrayaba que “la preocupación gira en torno a una desconocida cifra de créditos bancarios de corto plazo contratados por algunas autoridades locales, que no están obligadas a reportarlos, y amenazan con traer dolores de cabeza a la economía mexicana”. En ese mismo despacho Carlos Garza, jefe de la unidad de coordinación con entidades federativas de la Secretaría de Hacienda, admitía que no tienen clara esa información “porque no está registrada con nosotros".
Para entender el problema de la deuda de algunas entidades federativas hay que voltear a ver a Grecia. No lo digo yo, lo dijo Cordero cuando estaba por tierras coahuilenses. Lo cierto es que tenemos un esquema de leyes que permiten a los gobernadores máxima discrecionalidad, mínima transparencia y nula rendición de cuentas. El reporte de las deudas de los estados correspondiente al segundo trimestre de 2011 saldrá en unos días más. Veremos que nos depara ese nuevo corte de las deudas. Marco Cancino cuenta que luego de darle muchas vueltas a la pregunta de por qué se endeudan así los estados, “en el CIDAC hemos concluido que la respuesta es porque pueden hacerlo. Hoy por hoy es imposible saber a cuánto asciende la deuda de corto plazo de las entidades”.




