Con diversas acciones, Estados Unidos ha mostrado sus intenciones de intervenir militarmente en Venezuela para derrocar al gobierno de Nicolas Maduro; sin embargo, "halcones" de la Administración Trump también busca influir en toda Latinoamérica al castigar o beneficiar a los gobiernos de la región.
Ciudad de México, 17 de noviembre (SinEmbargo).– Julian E. Barnes, Edward Wong, Julie Turkewitz y Charlie Savage, periodistas de The New York Times, contaron a finales de octubre que los principales colaboradores del Presidente Donald Trump presionan para destituir por la mala a Nicolás Maduro en Venezuela. Quieren una intervención militar. La iniciativa la está liderando Marco Rubio, Secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional.
Rubio culpa a Maduro de dirigir una operación para exportar drogas a Estados Unidos. Pero no es el único frente por el que se impulsa una solución armada. La periodista de ultraderecha Mary Anastasia O'Grady, por ejemplo, asegura sin pruebas que Maduro intenta invadir países vecinos. Es su última acusación, no la única. O’Grady es columnista de opinión sobre las Américas en The Wall Street Journal. Años atrás dijo que Fidel Castro desarrollaba armas biológicas; ha relacionado a Hugo Chávez y a Andrés Manuel López Obrador con terroristas.
Y Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo del mundo. Se calcula que son 309 mil millones de barriles de petróleo. No los tiene nadie. Ningún país árabe, ni China, ni Rusia. Los analistas de la región dicen que Estados Unidos quiere ese petróleo y va a arrebatárselo al pueblo venezolano.
En las últimas semanas, el ejército estadounidense ha desplegado ataques letales contra embarcaciones civiles que, según el gobierno de Trump, traficaban con drogas de las bandas venezolanas. Rubio está perfilando una estrategia más agresiva. Washington acumula miles y miles de soldados cerca de Venezuela.

Pero no sólo Venezuela está en la mira de Donald Trump. Es toda la región.
Algunos le llaman “Doctrina Donroe” desde que salió así en la portada del tabloide The New York Post, en enero pasado. Es la reinterpretación de la “Doctrina Monroe”. En 1823, el Presidente de Estados Unidos, James Monroe, intentó impedir que las potencias europeas interfirieran en “su” hemisferio. En 2025, Donald Trump busca lo mismo con América Latina. No quiere que los ciudadanos del sur decidan su destino; quiere marcarles su destino
The New York Times dice hoy que algunos analistas de política exterior creen que Trump pretende dividir el mundo en esferas de influencia con China y Rusia.
“El hemisferio occidental es la vecindad de Estados Unidos, y lo protegeremos”, dijo el jueves pasado el Secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth.

La Casa Blanca ha desmantelado muchos de los programas de ayuda diseñados para fomentar la influencia y la buena voluntad en América Latina. Ahora Trump parece centrarse en formar aliados en la región, o al menos de gobiernos complacientes.
Javier Milei, de Argentina, es usado como ejemplo por el Times. Hizo campaña con el lema “Hacer a Argentina Grande Otra Vez” y cuestionó la derrota electoral de Trump en 2020. Cuando su gobierno se tambaleaba al borde de una crisis económica el mes pasado, la Administración Trump llegó con un rescate de 20 mil millones de dólares, y en las elecciones de mitad de mandato, días después, el partido de Milei obtuvo una victoria aplastante, cuenta Jack Nicas, corresponsal en jefe del diario para América Latina.
En El Salvador, agrega, Nayib Bukele accedió a acoger a más de 200 venezolanos deportados en la prisión de máxima seguridad de su país cuando ninguna otra nación los quería. Trump elogió de inmediato al Presidente Bukele ante las cámaras en el Despacho Oval y, en un impulso crucial para la industria turística de El Salvador, el Departamento de Estado retiró su alerta de viaje para el país.
“Bukele, quien ha supervisado una amplia represión en su país, también consiguió otro objetivo: la extradición de los líderes de la pandilla MS-13 que se encontraban bajo custodia estadounidense. Funcionarios estadounidenses habían encontrado previamente pruebas de negociaciones secretas entre el gobierno de Bukele y los líderes de la pandilla; él ha negado haber llegado a algún pacto con ellos. Para muchos, seguirle el juego a Trump ha sido una estrategia ganadora”, dice Nicas.

El Salvador, Ecuador y Guatemala firmaron la semana pasada nuevos acuerdos comerciales. Panamá ha logrado eludir las amenazas de Trump. La buena relación con Washington ha contribuido a que algunos líderes latinoamericanos se mantengan entre los más populares de la región, y figuras de derecha parecen estar ganando terreno tras ellos, resume el periodista. Y Bolivia puso fin a dos décadas de gobierno izquierdista el mes pasado, en unas elecciones celebradas por funcionarios estadounidenses.
Al mismo tiempo, “la Casa Blanca ha trabajado para castigar a los tres gobiernos izquierdistas y autocráticos de América Latina, amenazando con aranceles del 100 por ciento a las importaciones nicaragüenses, aislando aún más a Cuba e iniciando una intensa campaña de presión contra Venezuela”, agrega el texto de The New York Times.
Sobre el caso de Venezuela, Mary Anastasia O'Grady escribe hoy en The Wall Street Journal que Maduro quiere “invadir Honduras”, una verdadera locura pero que ayuda a Marco Rubio en sus planes de invadir Venezuela. “El Departamento de Estado es consciente de la situación. El miércoles, el subsecretario Christopher Landau utilizó X para exigir que las autoridades electorales y las fuerzas armadas hondureñas se adhirieran escrupulosamente a las leyes y la Constitución de Honduras. Landau prometió que el gobierno de Trump respondería con rapidez y contundencia a cualquiera que socavara la integridad del proceso democrático en Honduras. La Organización de los Estados Americanos también se pronunció la semana pasada, instando a Honduras a respetar la autonomía de las autoridades electorales”, escribe la periodista de ultraderecha.
“Venezuela ha pretendido controlar Honduras desde al menos 2009. Fue entonces cuando el presidente Mel Zelaya intentó eludir los límites de mandato —utilizando papeletas de referéndum impresas y enviadas al país por Hugo Chávez— para poder presentarse a un segundo mandato, constitucionalmente prohibido. Un ejército fiel a su juramento de defender la ley lo derrocó. La secretaria de Estado Hillary Clinton y Fidel Castro se opusieron”, asegura.






