Salinas Pliego promueve la ultraderecha. A él mismo lo convencieron... en su casa

23/11/2025 - 12:05 am

Hugo Salinas Price, padre de Ricardo Salinas Pliego, se convirtió en activista contra la izquierda después del triunfo de la Revolución Cubana liderada por Fidel Castro, en 1959, y financió numerosas iniciativas de corte fascista, una de ellas un grupo de choque ligado a la CIA.

Ciudad de México, 23 de noviembre (SinEmbargo).- “Yo, ultraderecha: Vida, propiedad y libertad”, postula abiertamente Ricardo Salinas Pliego, una definición ideológica que aprendió de su padre, Hugo Salinas Price, quien por años creó y financió numerosas iniciativas de corte fascista, como revistas, organismos, un partido político y hasta un grupo de choque de una organización secreta contra la izquierda que, simultáneamente, trabajó para la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos y para la Dirección Federal de Seguridad (DFS), la siniestra policía política del régimen priista.

El empresario Salinas Price, actualmente de 93 años de edad, es un confeso evasor de impuestos —para eso creó Elektra— y rompehuelgas, pero también un rabioso anticomunista que se ufana de haber financiado al Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), uno de los grupos de choque de la organización secreta de Los Tecos y El Yunque, según confiesa en su libro de memorias Mis años con Elektra, en el que se ufana de todas las iniciativas ultraderechistas, algunas nazis, que creó y patrocinó contra la izquierda en México.

Salinas Price, nacido en Estados Unidos, se convirtió en activista contra la izquierda después del triunfo de la Revolución Cubana liderada por Fidel Castro, en 1959, y financió publicaciones como la Revista Nacional y organismos como la Unión Nacional Independiente Democrática (UNID) y el Partido Nacionalista Mexicano (PNM), junto a personajes de la extrema derecha nazifascista, como Jorge Siegrist, Jorge Prieto Laurens y Agustín Navarro Vázquez, este último agente de la CIA y quien manejaba a trasmano a MURO, creado por la organización secreta creada en la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), de la que su padre, Agustín Navarro Flores, fue el primer rector durante el Gobierno de Lázaro Cárdenas.

“Al llegar Fidel al poder, como yo era joven, me puse de ‘activista’ —cuenta Salinas Price—. Compré una pequeña máquina offset y comencé a imprimir envíos ‘anticomunistas’ a todas las listas de correo que podía conseguir: compañías, empresarios, periódicos, escritores. Recuerdo que me pareció una traición a la libertad que la Nestlé de México, dirigida por el licenciado Represas, pusiera sus anuncios en la revista Siempre!, que a mis ojos era de marcada tendencia comunista. Por un tiempo envié al extranjero un reporte, el ‘Mexican-American Report’, en inglés. Con el tiempo abandoné todo envío de materiales. Sólo costaba y no alcanzaba yo a salvar el mundo. Y por lo que toca a andar ilustrando a yanquis sobre las relaciones en México, llegué a la conclusión de que mi labor no sólo no era agradecida por nadie, sino que me podía costar la vida.”

Luego, Salinas Price financió a MURO por iniciativa de Navarro Vázquez, amigo de los hermanos Leaño, fundadores de Los Tecos de la UAG, y de Ramón Plata Moreno, uno de los jerarcas de la organización secreta.

Aunque públicamente apareció en la UNAM en abril de 1962, MURO se gestó por lo menos un año antes, tras la expulsión de dos estudiantes de Economía, Luis Felipe Coello y Guillermo Vélez Pelayo, sancionados por agredir a asistentes a la manifestación de apoyo a la Revolución Cubana, el 26 de julio de 1961, en Ciudad Universitaria.

Ambos acudieron al rector Ignacio Chávez para que fuera reconsiderada su expulsión, pero ante la negativa se generó una amplia movilización de prácticamente todas las estructuras de la derecha, como la Coparmex y la Unión Nacional Sinarquista, así como diversas publicaciones como Excélsior, El Heraldo, Ovaciones y la revista Espejo, esta última dirigida por Navarro Vázquez, un personaje que articuló la defensa de Coello y Vélez.

Espejo, colección del pensamiento, que era su nombre completo, fue una de las publicaciones que más reprodujo materiales contra la expulsión de Coello y Vélez, firmados por personajes de clara orientación derechista, como Ramón Sánchez Medal, Edmundo Meouchi y Rubén Salazar Mallén.

Salinas Price asistió al nacimiento de MURO y la violencia que desató: “Siempre apoyé a Navarro Vázquez, un verdadero héroe de la libertad, a quien la patria no le ha rendido el debito reconocimiento. En varias conversaciones me planteó la conveniencia de crear un grupo de choque de jóvenes, a efecto de contrarrestar el terror de la izquierda entre estudiantes. Se llamaría MURO, por sus iniciales: Movimiento Universitario de Renovadora Orientación. Lo más probable es que hubo varios que lo apoyaron, pero yo nunca supe quiénes más apoyaron a ese grupo, que resultó muy efectivo para darle a la izquierda una sopa de su propio chocolate.”

Cuenta: “MURO tenía una casa ubicada en la avenida División del Norte, en donde practicaban artes marciales los muchachos. En una ocasión MURO decidió hacer una manifestación en la propia UNAM. Para asombro de la izquierda se quemó la efigie de Fidel Castro. Fue divertido; tanto mi cuñado como yo estuvimos ahí. Él salió fotografiado en los periódicos al día siguiente, junto a la efigie en llamas”.

La relación de Navarro Vázquez con Salinas Price no se quedó en los sesenta: Cuando Carlos Salinas de Gortari le concesionó TV Azteca a la familia, en los noventa, él y Fernando Baños Urquijo, expresidente de MURO, trabajaron con Ricardo para definir la línea editorial de la televisora.

Salinas Price también fundó un organismo político, junto con Navarro Vázquez y otros personajes de clara línea ultraderechista, como Carlos Campos, Jorge Siegrist y Jorge Prieto Laurens: La Unión Nacional Independiente Democrática (UNID).

“Yo financié –más bien dicho pagué– todos los gastos para el sostenimiento de ese organismo que nunca llegó al organismo, porque no suscitó el más mínimo interés. Estuvo a cargo de Carlos Campos, buen amigo del licenciado Navarro. En 1964 conocí ahí a un personaje muy interesante, el licenciado Jorge Siegrits.”

El empresario también creó el Partido Nacionalista Mexicano, con Siegrits como organizador y Salinas Price como presidente, en el que participó también Prieto Laurens, también de acreditada tendencia pronazi.

“Ahí aprendí que en la política, al menos en México, no se hace nada sin grandes cantidades de dinero”, escribe Salinas Price en su libro, en el que también narra el fracaso de ese partido, creado en el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.

“Hubo una entrevista con el Secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez, y en ella se mencionó un subsidio para el partido, que no supe quién lo propuso. En eso tomé la palabra, y ante la mirada incrédula del licenciado Echeverría, anuncié que el partido no requeriría de subsidio, que se bastaría solo. Inmediatamente comenzaron a salir noticias en los periódicos en el sentido de que estaba en disputa la presidencia del partido, que si era Salinas o si era Alejandro Corral. Este Corral se pasó a las filas del establishment y se prestó para simular una escisión interna. En vista del ‘problema’, Gobernación retiró el registro al partido. Aventé la toalla. Entre lágrimas anuncié a los colaboradores en el partido que me retiraba, que no era posible para mí seguir erogando gastos ni entrar en pleitos, que veía serían mi tumba, y que renunciaba. Ahí acabó el partido.”

Luego de su fracaso partidario, Salinas Price creó y financió la Revista Nacional, encabezada por Siegrits, cuyos artículos —hasta él se quejó— “tomaban un carácter más y más filonazi, lo cual no me agradaba”, y terminó por cerrarla: “Como revista fue un fracaso en lo financiero, y al poco tiempo desapareció”.

En su libro, el empresario se queja de su fracaso: “Mis aventuras con el Partido Nacionalista Mexicano y la Revista Nacional me habían costado mucho, el equivalente de una gran casas en Acapulco con todo y yate”.

Hugo Salinas Price, padre de Ricardo Salinas Pliego, se convirtió en activista contra la izquierda después del triunfo de la Revolución Cubana liderada por Fidel Castro, en 1959. Foto: Isaac Esquivel, Cuartoscuro.

El MURO y la CIA

Salinas Price no lo dice en su libro, pero sus aventuras estaban asociadas a la CIA, porque su amigo Navarro Vázquez era un prominente agente de la agencia, justo cuando era el director del Instituto de Investigaciones Sociales y Económicas (IISE), un organismo privado que él mismo fundó, en 1953, y que llegó a reunir a 300 afiliados, entre ellos a Salinas Price, cuyo comité directivo incluía a representantes de la alta burguesía bancaria e industrial de México ligada al capital extranjero.

Navarro Vázquez era un prominente agente de la CIA y como tal formó parte de una operación secreta del Gobierno de Estados Unidos para, a través del IISE, impulsar y consolidar el pensamiento y la acción anticomunista en el sector empresarial, que él conocía muy bien, y en el ámbito universitario que también dominaba.

Documentos desclasificados del Gobierno de Estados Unidos, obtenidos por este autor, establecen que la CIA financió, adiestró y tomó el control de MURO para ser utilizado como grupo de espionaje, propaganda y choque en la UNAM, la principal institución educativa del país, pero también para incidir por lo menos en las universidades de Puebla, Guadalajara, Michoacán y la Veracruz.

Esta operación de la CIA se llamó LIHUFF y se inició a mediados de 1960, poco antes de la aparición pública de MURO, y estuvo a cargo de dos personajes: Alfonso Rudolph Wichtrich, mexicano de origen estadounidense que era vicepresidente de la Cámara de Comercio México-Estados Unidos, y Navarro Vázquez como el número dos, denominados en los documentos respectivamente con los criptónimos de LIHUFF-1 y LIHUFF-2.

En el libro Derecha, poder corrupción y engaño, de Alejandro Páez Varela y este reportero, editado por Grijalbo en 2024, se detalla que la operación LIHUFF, como se llama en los documentos al IIES, se derivó de la relación que Navarro Vázquez tenía con la embajada de Estados Unidos y específicamente con el subsecretario para Asuntos Iberoamericanos, Henry Hollan, según la información documental de la CIA, desclasificada a partir de 2017.

La amplia documentación del Gobierno de Estados Unidos, difundida a través de la Fundación Mary Ferrell, permite concluir que el MURO no sólo fue un violento grupo de choque de extrema derecha que respondía a las directrices de la organización secreta Tecos-Yunque y de un sector del empresariado que la financiaba, como lo confesó Salinas Price, sino que su actuación dependía directamente de la CIA y, más aún, tenía el respaldo de la DFS, la policía política del régimen priista.

Los documentos establecen que el objetivo de la CIA con la operación LIHUFF era combatir a la izquierda con la ultraderecha, a través de diversas publicaciones en las que incidía Navarro Vázquez, como la revista Espejo, y de MURO que él mismo controlaba para influir con su acción en el ámbito universitario en las decisiones del gobierno de México y de su partido, el PRI.

El propósito específico de la CIA con esta operación era preciso: “Busca que LIHUFF ejerza una influencia y restrinja a México de sucumbir a las presiones y los reclamos de la izquierda radical”.

Aunque la operación LIHUFF comenzó a mediados de los 60, como consta en la documentación, la CIA conocía a Navarro Vázquez como un consumado anticomunista desde que, en 1953, fundó el IIES con el apoyo de prominentes empresarios y banqueros que repudiaban la intervención del Estado en la economía y la “amenaza comunista”.

Un informe de la CIA fechado el 7 de junio de 1964, firmado por el jefe de la “Estación” en México, Winston Scott, detalla los antecedentes, el financiamiento y los objetivos del “Proyecto LIHUFF”, con el organismo dirigido por Navarro Vázquez.

“(El IIES) fue fundado en 1953 por un grupo de empresarios mexicanos para difundir los principios de la iniciativa privada libre. Desde ese entonces estableció numerosos contactos y relaciones de influencia, y se ha involucrado en diversas actividades anticomunistas y otras. Organizó reuniones y varios tipos de congresos donde puso al centro los peligros del comunismo; publicó libros, panfletos y folletos sobre el comunismo, así como los peligros del socialismo económico. Organizó un grupo estudiantil (MURO), estableció y mantuvo contactos en los campos universitarios, económicos y de negocios en América Latina; impulsó considerablemente la colocación en las prensa de temas vinculados con la iniciativa privada y la amenaza comunista, y acumuló un archivo de datos básicos sobre eventos e individuos vinculados al comunismo y el socialismo que sería difícil de igualar por cualquier otro grupo privado en México”.

En ese mismo documento, al referirse a los “antecedentes” de LIHUFF, señala que este proyecto “y sus patrocinadores están considerados, en el escenario de México, como conservadores de ultraderecha, sin embargo, en el foro de PBPRIME (criptómetro de Estados Unidos) estarían considerados más como centristas”.

El Proyecto LIHUFF de Rudolph Wichtrich y Navarro Vázquez era muy apreciado por la CIA en Estados Unidos, la “Sede”, en el contexto del anticomunismo de inicios de los sesenta, en medio de la Guerra Fría, y sobre todo para ejercer influencia en el gobierno de López Mateos:

“La importancia de que un grupo como éste, ruidoso y combativo, exista en México no se valora en términos absolutos, sino en términos relativos. Como la Sede está enterada, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el poder es básicamente un reflector delicado de las muchas corrientes políticas y de presión que existen en México. Durante las elecciones, así como en las designaciones y las decisiones, el PRI sopesa muy cuidadosamente sus acciones políticas. Cuando los izquierdistas radicales son dudosos y activos, entonces las decisiones tienden a ponderarse a su favor y a orientarse según su puntos de vista. En otras palabras, para tener cierto contrapeso, incluso entre extremos, la derecha debe ser tan ruidosa y activa como la izquierda. Básicamente es donde la Estación ve el valor del mecanismo LIHUFF. No pretende que México abrace la filosofía o los objetivos de LIHUFF en su totalidad, o incluso en gran parte: Busca que LIHUFF ejerza una influencia y restrinja a México de sucumbir a las presiones y los reclamos de la izquierda radical. Si no fuera porque algunos pocos como LIHUFF-2 (el IISE de Navarro Vázquez) y Miguel Alemán Valdés se movilizan a través de organizaciones de este tipo, el centro de gravedad política se movería hacia la izquierda radical de manera desenfrenada y más allá de lo que las políticas de ODYOKE (gobierno de Estados Unidos) pudieran supervisar. Es el único valor específico que la Estación ha visto, y sigue viendo, en la actividad de LIHUFF”.

El documento citado no ofrece detalles sobre las organizaciones y acciones de Alemán Valdés, el primer presidente civil de México y abiertamente proempresarial, como sí lo hace en varios documentos sobre la Operación LIHUFF.

Por ejemplo, en otro reporte del 15 de octubre del mismo 1964, la CIA celebra la eficacia de la Operación LIHUFF:

“Hay cierta cantidad de evidencias que se deducen de las reacciones de la izquierda radical que muestran que LIHUFF es un motivo de preocupación. Para ellos, como se indicó en la evaluación reciente, LIHUFF se dedica a combatir a los extremistas de izquierda desde el ala de la extrema derecha y contra los comunistas con sus propios términos de activismo, fuertemente ruidosos, para fungir como contrapeso a la influencia de la izquierda radical, en la medida en que la consideran los cálculos del PRI. Evidentemente a la izquierda radical no le gusta la idea”.

La CIA estaba feliz con la operación LIHUFF en México, sobre todo con Navarro Vázquez, LIHUFF-2, pese a que era muy informal para entregar los reportes que le solicitaban para el control de los recursos:

“LIHUFF-2 es exitoso, prominente, capaz y es cercano a demasiadas otras personas prominentes y eventos por su propia cuenta como para que sus actividades obedezcan a un solo individuo o actividad. Responde a los requerimientos de la Estación sobre el uso de los recursos e incluso busca consejos sobre otras actividades de LIHUFF que no son financiadas por la Estación. A lo que no responde de manera puntual es al reporte detallado por escrito. Parte del problema en este aspecto es sin duda que está involucrado en tantas actividades que se le hace difícil encontrar el tiempo. Para los objetivos de la Estación en este programa particular, el control no es el ideal, pero es sin duda suficiente para tener las cosas hechas en las áreas deseadas, ya que existen pocas dudas sobre su motivación y sus habilidades”.

CIA: “Unificar a la derecha”

Era tan activo Navarro Vázquez que, en el mismo documento de la CIA de diciembre de 1963, se detalla una negociación que él hizo para unificar a la derecha de México, incluyendo el PAN y el Partido Nacionalista Mexicano, presidido por el empresario Salinas Price.

“LIHUFF-2 se involucró en la organización y en actividades del derechista Partido Nacionalista Mexicano (PNM), que intentó ‘unificar la derecha’ con grupos políticos conservadores de México. La Unión Nacional Sinarquista (UNS), el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) y en NM tuvieron largas discusiones y construyeron un programa conjunto, pero no pudieron convencer al Partido Acción Nacional, el partido católico de derecha, legalmente constituido, de unirse a ellos, por lo que se considera que sus esfuerzos de unificación no desembocarán en nada”.

En este documento, la “Estación” de la CIA en México se deslindó de motivar la unificación de la derecha: “La Estación no se involucró ni directa ni indirectamente en las actividades de LIHUFF en el PNM”.

El intenso activismo de Navarro Vázquez venía de los cincuentas con sus contactos de Estados Unidos. En el documento de junio de 1964 se detalla que la operación LIHUFF —que fue una de varias en México— comenzó por la relación que él tenía con la embajada y con Henry Hollan, el subsecretario de Estado que murió en 1962, identificado como Identity-3:

“A mediados de 1960, después de un contacto de LIHUFF-2 (Navarro Vázquez) con HBEICH (como se denomina a la embajada de Estados Unidos), el jefe HBEICH requirió a la Estación considerar apoyar la actividad de LIHUFF. Una revisión de la sede indicó que BUBARAK (la CIA) había enviado algunos apoyos a LIHUFF a través de Identity 3 (Henry Holland), pero en la medida en que Identity 3 falleció poco antes, la Estación recibió la instrucción de la sede de retomar la financiación”.

La CIA financiaba a la revista Espejo, pero luego su presupuesto de 500 dólares mensuales se destinó íntegramente a MURO, después de que empresarios estadounidenses se hicieron cargo de darle mil 200 dólares cada mes a Navarro Vázquez para esa publicación. También se detalla el sueldo de Alfonso Rudolph Wichtrich, LIHUFF-1, de 500 dólares al mes:

“El financiamiento de la Estación se destinó en un primer momento a Identity-4 (revista Espejo), la publicación regular y más importante de LIHUFF. Un proyecto fue sometido por la Estación a Referencia C (no identificada), pero Referencia D (tampoco identificada) indicó que el proyecto fue rechazado en el estado en que se presentó, que el apoyo a Identity 4 (Espejo) debía suspenderse y que en su lugar los fondos de la Estación debían aplicarse a la actividad Indetity-4 (MURO) en forma de asistencias puntuales. Esto se hizo con los socios de negocios PBPRIME (gobierno de Estados Unidos) de LIHUFF-1 (el mexicano Alfonso Rudolph Wichtrich, que era vicepresidente de la Cámara de Comercio México-Estados Unidos) que asumieron el costo de Identity (Espejo), cerca de 1,200 dólares mensuales. En este momento, por lo tanto, los gastos a la estación se limitan al salario de LIHUFF-1 (Rudolph Wichtrich), 500 dólares mensuales y 500 mensuales para Indentity-2 (MURO). En este contexto la actividad de LIHUFF cuesta 12 mil dólares anuales. La Estación, sin embargo, conserva el acceso a todo el espectro del mecanismo y el potencial de LIHUFF”.

La propia oficina de la CIA en México sabía que fluían más recursos a la operación LIHUFF, pero no tenía conocimiento de la cantidad de dinero que se le destinaba en total:

“La Estación desconoce el porcentaje exacto de ingresos que KUBARK (CIA) provee al complejo LIHUFF, sin embargo, es sabido que los hombres de negocios de PBPRIME (Estados Unidos) están apoyando a Identity-4 (Espejo) con 1,200 por mes. Las circulares y otras actividades sostenidas por LIHUFF deben representar, de manera conservadora, otros 1,200 dólares al mes. Los 500 dólares mensuales proveídos a LIHUFF por la Estación, aunque mantienen acceso y sin duda aportan una ayuda útil para LIHUFF en el campo estudiantil, no pueden considerarse como un control incondicional de esta situación. En mayor parte los fondos de la Estación dan acceso a LIHUFF-1/LIHUFF-2 en asuntos de LIHUFF, y con estas entradas LIHUFF-1, con base en su relación personal, provee el elemento de control.”

En el libro Derecha, editado por Grijalbo, se proporciona mucha más información de MURO y la CIA, pero también de la relación que con ambos tenía la DFS, cuando era dirigida por Fernando Gutiérrez Barrios y luego Miguel Nazar Haro, agentes de esa agencia y emblemas de tortura, desaparición y asesinato de opositores de izquierda.

Miembros de la organización secreta que controlaba MURO, como Fernando Baños Urquijo y Luis Felipe Coello, eran amigos también de Gutiérrez Barrios y Nazar Haro.

La pertenencia de Gutiérrez Barrios y Nazar a la CIA no es fortuita: En documentos desclasificados del gobierno de Estados Unidos se revela que también fueron agentes los expresidentes Díaz Ordaz y Luis Echeverría, identificados con el acrónimo de LITEMPO, una red secreta de espías al servicio de ese país…

Álvaro Delgado Gómez

Álvaro Delgado Gómez

Álvaro Delgado Gómez es periodista, nacido en Lagos de Moreno, Jalisco, en 1966. Empezó en 1986 como reportero y ha pasado por las redacciones de El Financiero, El Nacional y El Universal. En noviembre de 1994 ingresó como reportero al semanario Proceso, en el que fue jefe de Información Política y especializado en la cobertura de asuntos políticos. Ha escrito varios libros, entre los que destacan El Yunque, la ultraderecha en el poder (Plaza y Janés); El Ejército de Dios (Plaza y Janés) y El engaño. Prédica y práctica del PAN (Grijalbo). El amasiato. El pacto secreto Peña-Calderón y otras traiciones panistas (Editorial Proceso) es su más reciente libro.

Lo dice el reportero