Vicente Fox Quesada, quien pudo haber pasado a la historia como un gran Presidente de México y ahora cuando mucho es el señor que frente a hechos ilegales respondió: “¿Y yo por qué?”, viene ahora a decirnos que se ha propuesto “profundizar” unas “sugerencias” para enfrentar la violencia del crimen organizado. En un artículo publicado este lunes en el diario El Universal, y en entrevistas y declaraciones realizadas en semanas recientes, el político guanajuatense se mete en un terreno del cual no puede salir bien librado porque su administración es corresponsable de lo que hoy padecemos.
Conviene rescatar algunas de las respuestas de Fox en una entrevista publicada este fin de semana en el diario La Nación. Entre otras cosas, el periodista argentino Fernán Saguier, le cuestiona:
-¿Qué tipo de medidas propone usted para combatir este flagelo (el crimen organizado)?
-Primero, retirar al Ejército de las calles. El Ejército no es el instrumento adecuado para esto, no entiende ni sabe de tareas policíacas y, por tanto, frecuentemente, se violan derechos humanos. La segunda medida es la legalización de las drogas. Y la tercera, es la composición de una estructura orgánica policíaca verdaderamente eficaz, que esté totalmente despolitizada a través de la elección directa de sus mandos por parte de la ciudadanía, sin la intervención de partidos políticos.
Saguier le cuestiona enseguida: “¿Por qué no impulsó entonces estas medidas durante su mandato? Y Fox responde que “porque no existía este problema, así de sencillo. Las cosas estaban bajo control en mi administración. Los índices de homicidio y criminalidad no crecieron, sino que se contuvieron y se redujeron modestamente”.
Fox demuestra una vez más que no entendió a cabalidad la responsabilidad que le tocó como jefe de Estado. Fue el comandante supremo de un Ejército leal que, asegura, “frecuentemente”, participa en la violación de derechos humanos. ¿Se dará cuenta del daño que genera a la institución castrense la acusación de un ex Presidente? Evidentemente no. Lo suyo es elaborar frases taquilleras sin importar las consecuencias de las mismas. En su momento, el presidente Felipe Calderón retó a que se le demostraran los casos de violaciones a los derechos humanos. ¿Fox mantendrá su palabra y nos dirá a cuántos y cuáles se refiere?
Por otra parte, eso de que en el sexenio foxista “no existía este problema, así de sencillo. Las cosas estaban bajo control en mi administración” es una aseveración que se derrumba con apenas repasar datos como los siguientes:
--Se disparó el problema del secuestro, calculado extraoficialmente en 3 mil plagios al año, a grado tal que ocurrió la manifestación multitudinaria en 2004 tras el asesinato de Sebastián y Vicente Gutiérrez Moreno.*
--En Tamaulipas se atentaba en contra de la vida de jefes estatales (abril de 2004) y municipales (junio 2005) de policía.*
--“Entre 2004 y 2006 se incrementaron notablemente los ajustes de cuentas entre bandas criminales en las calles de muchas ciudades mexicanas como Tijuana, San Luis Río Colorado, Ciudad Obregón, Sonoyta, Culiacán, Navojoa, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo, Matamoros, Cancún, Acapulco. En estos enfrentamientos participaban normalmente policías en activo y ex policías al servicio de los delincuentes”.**
--“Entre 2004 y 2006 aparecieron en varias ciudades policías decapitados, en hechos de venganza por la falta de cumplimiento de acuerdos con los delincuentes o por traiciones a los mismos”.**
--“De 2001 a 2006, el gobierno de México no sólo no avanzó en el combate contra el crimen organizado, especialmente el del narcotráfico, sino retrocedió, pues abandonó en la práctica el sistema nacional de seguridad pública”.**
--“En 2004 las ejecuciones se multiplicaron, síntoma de que las bandas se peleaban con más fiereza y crueldad los espacios que controlaban con la complicidad o la pasividad de las autoridades. Mientras que en los años anteriores el número de muertes anuales por esta causa fue de 1,500 en promedio, en 2004 y 2005 esa cifra se superó con mucho.*
--Hubo además ataques contra la prensa. Entre ellos el asesinato de Francisco Javier Ortiz Franco, coeditor del semanario Zeta de Tijuana, y la desaparición, no aclarada hasta hoy, del reportero de El Imparcial, en Sonora, Alfredo Jiménez Mota.
--Y sólo si hiciera falta recordar dos datos más, uno del arranque de su sexenio y uno del final. Fue en enero de 2001 cuando ocurrió lo que no ha vuelto a pasar: se fugó un detenido de una prisión de máxima seguridad, su nombre es Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera. Y en un antro tipo table de Uruapan en septiembre 2006 fueron arrojadas 5 cabezas humanas.
Finalmente, en su artículo de El Universal usa el caso del levantamiento zapatista y el de las negociaciones de pacificación en Centroamérica para argumentar cómo no es una tontería proponer una amnistía a grupos ilegales. Para Fox, son lo mismo guerrillas que cárteles de la droga. Nada más que agregar a eso.
El tiempo de Vicente Fox ya pasó. Lo que pudo y debió hacer ya es agua pasada. Caso similar es el de Santiago Creel, que hoy pide una segunda oportunidad. Pudo ser un gran secretario de Gobernación en tiempos foxistas. Pudo, pero no supo.
En vez de ser un buen ex presidente, Fox prefiere hoy cultivar el único perfil público que parece importarle: para hacer crecer su cartel como conferencista está dispuesto a todo. Quizá no debería sorprendernos, pues en noviembre de 2006 el guanajuatense había confesado que se sentía en libertad de decir “cualquier tontería” porque “al fin y al cabo... ya me voy”. Fox una vez más decepcionó: sigue aquí, dice “cualquier tontería” pero nada que se va.
*Tomado de Vicente Fox. El presidente que no supo gobernar, de Alejandra Lajous, editorial Océano.
**De los maras a los zetas. Los secretos del narcotráfico, de Colombia a Chicago, de Jorge Fernández Menéndez y Víctor Ronquillo, citado por Alejandra Lajous
