Hoy se conmemoran 215 años desde aquel primer grito en Dolores que entonó el cura Miguel Hidalgo. Aunque este año será distinto: después de más de dos siglos de jefes de Estado varones, por primera vez una mujer, Claudia Sheinbaum Pardo, encabezará la ceremonia.
Ciudad de México, 15 de septiembre (SinEmbargo).— Los colores verde, blanco y rojo en una tela brillante con cintas que ondean como la bandera mexicana a los lados y, al centro un águila blanca, adornan la máscara de luchador que porta David Alcántara mientras sostiene una bandera y se coloca frente al Palacio Nacional.
Su emoción se desborda, la voz que se le entrecorta y las lágrimas se asoman mientras intenta explicar lo que significa para él estar en este Grito de Independencia. Es la emoción de un hombre que llevaba 33 años fuera del país y que hoy vuelve a festejar en su tierra y, en esta ocasión con un elemento histórico: el primero encabezado por una mujer, la Presidenta Claudia Sheinbaum.
David emigró a Estados Unidos un día después del Grito de 1992. La falta de papeles lo mantuvo lejos, sin posibilidad de volver. Pero hoy, con 52 años, con ciudadanía estadounidense y con la tranquilidad de poder salir y entrar de manera legal, regresa a México y lo hace en la fecha que más lo conecta con sus raíces.
Confección de banda presidencial para la primera mujer presidenta de México https://t.co/6KJRFH476J
— Claudia Sheinbaum Pardo (@Claudiashein) September 15, 2025
“Realmente para mí es muy emocionante estar aquí y estar legalmente, y que mis hijos me dieron la oportunidad de volver a mi país a dar el Grito. Independientemente de que nuestro Presidenta sea una mujer, para mí es lo más bonito y hermoso. Tuvieron que pasar tantísimos años para volver a estar aquí. ¡Viva México!”.
David es tan solo uno de entre miles que se dieron cita hoy en el Zócalo capitalismo, en el corazón del país. La multitud que rodea el asta bandera, que por la tarde ondeaba orgullosa el cielo, comparte esa emoción.

Hombres, mujeres, familias enteras, se dieron cita, muchos de ellos vestidos para la ocasión con corbatas, diademas, broches, faldas y hasta pintura tricolor en las mejillas. Algunos portaban sombreros gigantes, otros lucían bigotes falsos. Tampoco faltaron los que se disfrazaron. Por ejemplo, Miguel Marín, que viajó desde Cuernavaca, Morelos, llegó vestido con un jorongo con la imagen de AMLO en caricatura y una máscara de perro "porque lo más perrón es ser de México".
Alan, un joven que viajó desde Oaxaca con su amiga Rosalina, resumió así su experiencia: “Es la primera vez que vengo a ver el grito de un Jefe de Estado: la primera Presidenta del país. Es tan equiparable como el primer grito que dio Guadalupe Victoria”.
Pero en el Zócalo no sólo hay capitalinos. También están quienes llegaron desde lejos: turistas, migrantes y paisanos que viven en Estados Unidos, muchos de ellos hijos de mexicanos que decidieron no perder el vínculo con sus raíces.
Diana Manso y Jonathan Meza, son un ejemplo de ello. Ambos nacieron en California, pero con padres de Jalisco y Zacatecas, viajaron especialmente para esta celebración.
“Allá también celebramos, pero queríamos vivirlo aquí, porque la energía mexicana lo es todo”, compartió Diana, con una enorme sonrisa que mostraba su emoción.
El Zócalo se convirtió de poco a poco en un punto de encuentro para quienes buscan reconectar con sus raíces.

El contexto es además único.
La primera mujer Presidenta, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, llegará al balcón en un momento en que México sostiene una postura firme frente a la política injerencista de Estados Unidos y su mandatario Donald Trump. En sus primeros once meses de gobierno, Sheinbaum ha marcado un discurso de defensa de la soberanía y de rechazo a las decisiones unilaterales del vecino del norte.
Y es justo en este marco, su primer Grito se vuelve también un mensaje político: un acto de independencia que resuena más allá de las fronteras. Para muchos, será recordado no sólo como la noche en que una mujer presidió la ceremonia más importante del país, sino como la ocasión en que México reafirmó, frente al mundo, su derecho a decidir su propio rumbo.
Desde la tarde, la música comenzó a invadir la plancha. Hasta un cortado y pequeño arcoíris se dejó ver al lado derecho de Palacio, entre la Catedral y Palacio, pero luego llegaron las nubes cargadas y una llovizna por la tarde.
A pesar de la lluvia, no minó el ánimo de la gente, mientras el aire se mezclaba con aromas: elotes asados recién salidos del comal, tacos de canasta bañados en salsa roja, tamales verdes y rojos y los inconfundibles esquites

En los puestos que rodean la plaza convivieron las tradicionales banderas, rehiletes y sombreros charros y hasta vaqueros. Y claro, no faltó la venta de artículos que se pusieron de moda desde el sexenio anterior con los ya conocidos “amlitos”, muñecos que representan al expresidente López Obrador, pero además ya se agregan las nuevas figuras de la pPesidenta Sheinbaum
La plancha se llenó también de trajes típicos: huipiles bordados, faldas folclóricas de colores intensos.
En tanto a lo largo de las calles aledañas, policías caminan por los accesos. Son parte de los más de 13 mil elementos que la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad México desplegó para los festejos patrios en toda la capital
Mientras la gente espera alegre. La expectativa central es doble: ver a la Presidenta salir al balcón a dar el Grito y además descubrir a quiénes recordará en su arenga. Y es que, fuera de Josefa Ortiz de Domínguez, las heroínas hasta ahora han estado casi ausentes en las ceremonias oficiales. ¿A qué mujeres invisibilizadas en la historia mencionará?





