CLOSE UP ¬ Salvo con su fortuna, Gertz ha fallado por décadas en todos sus encargos

03/12/2025 - 12:40 pm

Alejandro Gertz Manero ha sido durante décadas un burócrata mexicano con un linaje político privilegiado, descendiente de un abuelo Cónsul y un padre con conexiones gubernamentales, que posee una fortuna considerable. Su extensa trayectoria en el servicio público incluye roles en la Procuraduría de Luis Echeverría Álvarez, las policías de Cuauhtémoc Cárdenas y la Secretaría de Seguridad Pública con Vicente Fox. Su cargo más reciente fue como el primer Fiscal General de la República (FGR), donde su gestión de casi siete años se caracterizó por la inacción en expedientes de alto impacto y la falta de sentencias en grandes casos de corrupción y delitos graves.

Ciudad de México, 2 de diciembre (SinEmbargo).- Alejandro Gertz Manero ha concluido su gestión de casi siete años al frente de la Fiscalía General de la República (FGR) dejando tras de sí una institución marcada por la mediocridad y la falta de resultados sustanciales. Nombrado como el primer Fiscal General del país a propuesta del Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), su legado se define por la inacción en los expedientes de alto impacto. 

La trayectoria de Gertz, un burócrata con un linaje político privilegiado que se remonta a su abuelo Cónsul y a su padre con conexiones en el gobierno, incluye fallidas campañas contra las drogas como la Operación Cóndor y su renuncia a la Secretaría de Seguridad Pública en el sexenio de Vicente Fox. Esta tendencia a la inefectividad y la priorización de asuntos personales sobre los de alto impacto nacional confirman la naturaleza ineficaz de su administración.

Se trata de un hombre que posee una fortuna considerable. Entre sus bienes —heredados en parte por su origen familiar acomodado— figuran cuatro viviendas en España valuadas en 113 millones de pesos (más de seis millones de dólares), un departamento en Nueva York y otro en Santa Mónica, California —por 3,5 millones de dólares—, y una flota de 122 vehículos de lujo, cuyo costo habría ascendido a 110 millones de pesos, según han reportado medios como El País y Univisión.

Las tensiones políticas, las batallas personales y el desgaste institucional que deja atrás Alejandro Gertz Manero deparan un escenario complejo para quien asuma la tarea de reconstruir una Fiscalía que nunca logró estar a la altura de las expectativas que generó su autonomía constitucional.

Una Fiscalía sin resultados

Alejandro Gertz Manero concluyó el viernes pasado su gestión de casi siete años al frente de la Fiscalía General de la República (FGR) dejando tras de sí una institución mediocre y sin resultados. Gertz es un burócrata que trabajó en la Procuraduría de Luis Echeverría Álvarez, en las policías de Cuauhtémoc Cárdenas en la capital y luego en la Secretaría de Seguridad de Vicente Fox, para finalmente ser el primer Fiscal General del país. Su legado en este último encargo en realidad se define por lo que no ocurrió: la falta de avances y sentencias en los grandes casos de corrupción y delitos de alto impacto que cayeron en su escritorio.

Gertz Manero fue propuesto por el Presidente Andrés Manuel López Obrador y ratificado por el Senado en 2019 como Fiscal General de la República. En su gestión, casos de alto perfil como la Estafa Maestra, el caso Odebrecht, el desfalco en Pemex, las investigaciones contra el expresidente Enrique Peña Nieto, Ayotzinapa, los contratos con OHL, el software Pegasus y el operativo "Rápido y Furioso" se han debilitado, congelado o permanecen estancados. Al momento de su salida, ninguno de los casos de alto perfil terminó en sentencias contra figuras relevantes del poder político.

En el libro el Fiscal Imperial de J. Jesús Lemus se describe cómo Gertz Manero conoció a López Obrador en la década de 1970 cuando el primero se desempeñaba como Procurador de la Defensa del Trabajar, en ese puesto coincidió con un joven Andrés Manuel López Obrador, quien estaba al frente del Instituto Indigenista de Tabasco. “Inicialmente fue López Obrador quien requirió de la ayuda de Gertz Manero, porque en aquellos tiempos le preocupaba la falta de garantías laborales de cientos de indígenas tabasqueños que estaban empleados en la construcción de clínicas de salud contempladas como parte del programa de trabajo de la Coordinación General del Plan de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (Coplamar)”, refiere la investigación.

Muchos años después, Gertz Manero sería el Fiscal General del país a propuesta de López Obrador. Desde esa posición y en contraste con la parálisis observada en los casos de interés nacional, el único caso en el que Alejandro Gertz Manero demostró un avance significativo la demanda personal contra su propia familia. El exfiscal utilizó su cargo para emprender una venganza personal e insistió en la detención de sus familiares. Alejandra Cuevas Morán, su sobrina política, describió haber sido "víctima de una detención arbitraria, consecuencia de una persecución institucional" encabezada por Gertz Manero. Cuevas Morán fue detenida en octubre de 2020 por la denuncia de "homicidio por descuido" que el Fiscal interpuso contra ella y su madre, Laura Morán, por la muerte de su hermano Federico Gertz en 2015. La detención, ejecutada por la Fiscalía de la Ciudad de México con supuesta complicidad, se realizó a pesar de que Cuevas contaba con una suspensión jurídica.

Los años de Gertz frente a la FGR fueron años perdidos porque echó por la borda la posibilidad de indagatorias contra las estructuras altas de la corrupción.
Alejandro Gertz Manero, ahora extitular de la Fiscalía General de la República (FGR). Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro

El periodista J. Jesús Lemus señala que durante su infancia, “el único amigo y gran confidente de Ale­jandro fue su hermano Federico, mayor que él por nueve años. Ante el olvido cotidiano de sus padres, Federico fue para Alejandro una especie de tutor y niñero que siempre lo estaba cuidado. Lo mimaba. Era amoroso con él hasta lo indecible. Lo orientaba, lo ayudaba en todo, principalmente en las tareas de la escuela. Alejandro no hacía nada sin el consentimiento de su hermano mayor”, destaca. “Se amaban al extremo, a tal grado que, hasta los últimos años de vida de Federico, se hablaban por teléfono todas las noches”, ahondó una fuente de la familia Morán al periodista.

Lo cierto es que Alejandra Cuevas pasó 527 días detenida. Su hijo, Alonso Castillo Cuevas, acusó que Gertz Manero intentó extorsionar a sus familiares para que se declararan culpables y que el Fiscal utilizó a la FGR para "exigirnos declaraciones de delitos fabricados". Finalmente, el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó por unanimidad que fue incorrecto atribuirle el fallecimiento a Cuevas Morán, otorgándole la libertad el 28 de marzo de 2022.

De hecho, el periodista Ricardo Raphael informó que dos de las tres hijas de Alejandro Gertz Manero: Victoria y Mercedes Gertz Loizaga acudieron a la casa de su tío, Federico Gertz Manero, para cuidarlo en las semanas previas a su muerte. La otra hija que se sabe que tiene es Alejandra Gertz Loizaga.

Otras críticas sobre su desempeño las muestran las cifras oficiales que evidencian el deterioro en la procuración de justicia bajo su gestión. De acuerdo con el Censo Nacional de Procuración de Justicia Federal y Estatal 2025 del Inegi, la FGR de Gertz cerró un alto porcentaje de investigaciones sin proceder penalmente. En 2024, el 66.7 por ciento de las carpetas concluidas por la FGR en la etapa inicial fueron cerradas mediante el no ejercicio de la acción penal. Esto representa casi el doble del porcentaje acumulado por 29 fiscalías y procuradurías estatales.

Cuando los expedientes se caían o se estancaban, Gertz Manero optó por responsabilizar al Poder Judicial o a la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF). Por ejemplo, atribuyó a supuestas "chicanadas" del Poder Judicial la falta de avances en la trama de Odebrecht, y culpó a la UIF sobre el fracaso en la investigación contra Peña Nieto.

Tras casi siete años, Gertz Manero renunció a la Fiscalía para ocupar la Embajada de "un país amigo". Como última decisión, nombró a Ernestina Godoy Ramos como titular de la Fiscalía Especializada de Control de Competencia, colocándola al frente de la FGR de manera interina en su ausencia.

Pese a que la Presidenta Claudia Sheinbaum afirmó que el caso contra Alejandra Cuevas ya está aclarado y que Gertz Manero hizo un buen trabajo, implícitamente reconoció la necesidad de un cambio de rumbo en la institución.

La FGR que deja Gertz Manero, la cual sólo le rindió cuentas al Senado una vez en una reunión a puerta cerrada en 2022, exhibió además una desconexión entre el personal asignado a inteligencia y su producción, ya que se reportó cero agentes asignados a rubros esenciales para investigaciones complejas como la generación de bases de datos o el análisis de contexto más sofisticado. Esta falta de efectividad y priorización de asuntos personales sobre los de alto impacto nacional confirman la naturaleza mediocre y sin resultados de la gestión.

Un linaje privilegiado

Alejandro Gertz Manero proviene de un fuerte linaje político. Su abuelo Cornelius B. Gertz fue nombrado en 1925 responsable del Consulado General Honorario de Hungría en la Ciudad de México. La historiadora Mónika Szente-Varga escribe en “Relaciones húngaro-mexicanas, 1925-30” cómo para entonces Cornelius Gertz, era excónsul de la Monarquía Austro-Húngara en Veracruz, y un hombre “afluente, poderoso y con muy buenas conexiones en cuanto a círculos económicos, características que llamaron la atención de varios países, pues en su vida se desempeñó como Cónsul Honorario de Bélgica, Holanda, Alemania y de la Monarquía Austro-Húngara. Sin embargo hasta 1925 no había tenido el papel de Cónsul General y este cargo fue la condición bajo la cual aceptó la gestión del Consulado Honorario de Hungría”.

La investigadora establece que Cornelius B. Gert nació en 1867 en Tetenbüll, Alemania. Originalmente de nacionalidad alemana, sin embargo, en 1935 optó por la húngara que preservó hasta su muerte en 1944. Llegó a México en 1890, tras haber sido invitado por la compañía Sommers and Herman Co., cuya dirección tomó unos años después.

El padre de Gertz Manero fue José Cornelio Gertz Fernández, quien tomó las riendas de la empresa inmobilia­ria que familiar, con la cual desarrolló lo que hoy se conoce como Lomas de Chapultepec, donde se hizo de diversas propiedades, como señala J. Jesús Lemus. El diario Milenio refiere a su vez que de acuerdo con Rafael Fierro Gossman, arquitecto reconocido por sus múltiples escritos dedicados a la historia de Polanco, durante la década de 1930, José Cornelio Gertz tenía una casa cerca de la Fuente de Petróleos, en la Ciudad de México.

Lemus indica a su vez que José Cornelio Gertz Fernández tenía muy buenas relaciones con el poder en ese entonces con el Gobierno de Adolfo López Mateos, en particular con el Secretario del Trabajo y Previsión Social, Salomón González Blanco y con el Secretario de Educa­ción Pública, Jaime Torres Bodet, a quien pidió ayudar a su esposa doña Mercedes Manero a publicar su primer libro, mientras que al primero le solicitó “un favor muy especial: que ocupara en algún cargo público a su hijo Alejandro Gertz Manero, cuya única ocupación después de concluir la carrera de Derecho, en 1961, era la administración de la empresa familiar Casa Sommer, Herrmann y Compañía”.

Gertz
El exfiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, en conferencia de prensa sobre el aseguramiento del Rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco. Foto: Galo Cañas Rodríguez, Cuartoscuro

De esa manera, Alejandro Gertz Manero asumió a finales de 1963 como inspector y abogado de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Posteriormente tuvo la suerte de que otro amigo de su padre, el Secretario de Comunicaciones y Transportes de Adolfo López Mateos, Walter Cross Buchanan, lo invitara a colaborar en esa dependencia como supervisor de Servicios Federales y aboga­do de la Secretaría de Comunicaciones, donde rápidamente ascendió a jefe de Servicios Federales.

Ya en el Gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, el Secretario de Educación Pública, Agustín Yáñez Delgadillo designó a Alejandro Gertz Manero como secretario particular del Subsecretario de Asuntos Culturales de la SEP, Mauricio Magdaleno Cardona, conocido de la familia Gertz por ser el editor del primer libro de poemas de la señora Mercedes Manero, revela Lemus.

Un dato clave es la trayectoria de su madre Mercedes Manero, quien publicó varios libros de poemas, relatos, novelas y memorias. Entre sus trabajos más conocidos están la novela Río revuelto, en la cual paradójicamente retrata la corrupción social y el entrelazamiento del poder con ambiciones personales — y la novela Rastro de muerte, que además fue llevada al cine en 1981 por el director Arturo Ripstein.

El propio Gertz Manero ha publicado una serie de libros como Guillermo Prieto: biografía, un estudio sobre el escritor del siglo XIX. No obstante, esta faceta tampoco ha estado libre de acusaciones. En octubre de 2021, ya cuando era Fiscal, al menos 77 investigadores de diversas instituciones académicas enviaron una carta al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) solicitaron una investigación en su contra, al considerar que en dos libros de Manero había “abundantes plagios”.

No obstante, la Junta de Honor del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) acordó por unanimidad desechar la queja “en virtud que, ninguno de los quejosos es autor o demuestra contar con los derechos de propiedad de las obras presuntamente plagiadas, por lo que no hay interés directo en la verificación o rectificación de las obras señaladas”.

Los fracasos del pasado

Alejandro Gertz Manero fue designado como funcionario superior en la Procuraduría General de la República (PGR) y como coordinador general de la campaña de erradicación e interdicción conjunta de la amapola conocida. La Operación Trizo se inauguró el 15 de noviembre de 1975, enfocándose en las tres principales zonas productoras de droga en el país, recuerda la académica Adela Cedillo en su investigación “Operación Cóndor, la guerra contra las drogas y la contrainsurgencia en el Triángulo Dorado (1977-1983)”.

La académica recuerda que cuando la Operación Cóndor comenzó, Gertz Manero continuó como coordinador nacional de la campaña, la cual fue fundamentalmente una campaña contrainsurgente y no sólo una campaña fallida contra las drogas.

Adela Cedillo determina que al final la Operación Cóndor funcionó como una campaña contrainsurgente orientada a frustrar tanto los movimientos sociales como los armados en México. En ese sentido sostiene que la operación se basó en el marco de la "guerra sucia," entrelazando la lucha contra el narcotráfico con la contrainsurgencia. De esta manera, los guerrilleros, cultivadores y traficantes de drogas fueron considerados el "enemigo interno" que justificó la sumisión aparente del Gobierno mexicano a Estados Unidos y la participación del PRI en el narcotráfico en nombre de la seguridad nacional.

La misma investigación señala que el estado de sitio de facto impuesto en el Triángulo Dorado produjo miles de víctimas de hostigamiento, tortura, violación, asesinato, desaparición forzada y desplazamiento. Las autoridades ocultaron o negaron estas violaciones graves a los derechos humanos.

Alejandro Gertz Manero
Alejandro Gertz Manero, exfiscal general de México, durante conferencia de prensa dedicada al tema de seguridad. Foto: Andrea Murcia, Cuartoscuro

Luego de su paso fallido en la lucha contra las drogas, Gertz Manero llegó a la Policía de la Ciudad de México invitado por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Los distintos reportes coinciden en que logró redu­cir notoriamente los índices de delincuencia, que ya eran por demás elevados, en la Ciudad de México. Jesús Lemus sostiene que “buscó el acercamiento con los líderes de muchos de los grupos delictivos que trabajaban de la ciudad [de México], a los que —a cambio de impunidad— les propuso la pacifi­cación de las zonas más conflictivas del Distrito [Federal]” .

En 2000, Gertz optó por irse a la derecha y se sumó al Gobierno de Vicente Fox como el primer Secretario de Seguridad Pública del país, diseñada en el papel para centralizar el control policial, profesionalizar a las corporaciones y reducir los niveles de delincuencia heredados de los años previos, algo que en realidad no ocurrió.

De hecho, el aumento de secuestros y delitos de alto impacto a mediados del sexenio llevaron a sectores empresariales, principalmente el Consejo Coordinador Empresarial, a reclamar resultados. Además, dentro del Gobierno comenzaron tensiones internas sobre la conducción de la política de seguridad. Finalmente, Alejandro Gertz Manero renunció en 2004, en medio de presiones políticas, desgaste público y diferencias internas.

La principal de estas diferencias durante el Gobierno de Vicente Fox fue con Eduardo Medina Mora, entonces director del CISEN, y posteriormente Secretario de Seguridad Pública y Procurador con Felipe Calderón, a quien la FGR de Gertz investigó cuando ya era Ministro de la Suprema Corte, situación que lo llevó a dejar su puesto en el máximo tribunal de justicia del país.

La rivalidad surgió porque ambos buscaban controlar el diseño y la ejecución de la política de seguridad: Gertz tenía a su cargo la Policía Federal Preventiva (PFP) y la nueva Secretaría de Seguridad Pública, mientras que Medina Mora operaba el aparato de inteligencia y mantenía una fuerte cercanía con Los Pinos, lo que le daba un peso político mayor dentro del círculo presidencial. Desde el inicio, los equipos de ambos chocaron.

La disputa se volvió más intensa cuando Gertz realizó auditorías internas en la PFP y en la estructura de seguridad heredada, detectando irregularidades en compras, contratos y manejo de recursos que, según versiones periodísticas de la época, afectaban a funcionarios vinculados a la corriente de Medina Mora. Esto generó fricción y desconfianza cruzada dentro del Gabinete, además de acusaciones indirectas sobre malos manejos y falta de resultados.

Obed Rosas

Obed Rosas

Obed Rosas es editor de la Unidad de Investigación y encargado de la sección de Libros de SinEmbargo, en donde también se ha desempeñado como Jefe de Mesa y Editor de Redes. Es conductor de Close UP y Co-conductor, junto a Álvaro Delgado, de Siete Días, programas de SinEmbargo Al Aire. Ha trabajado en otros medios como Expansión, Newsweek en Español y Revista Zócalo. Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM y estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma casa de estudios.

Lo dice el reportero