Los señalamientos y agresiones de Donald Trump, además de ser cada vez más constantes, comienzan a alcanzar a nuevos sectores. En las últimas semanas, políticos, periodistas e inclusive personalidades de Hollywood han sido blanco de los ataques del Presidente estadounidense quien parece no tener ningún tipo de límite y estar dispuesto a tomar medidas que podrían ser consideradas como dictatoriales.
Ciudad de México, 18 de julio (SinEmbargo).- Las amenazas del Presidente de Estados Unidos (EU), Donald Trump, para enjuiciar, encarcelar y deportar, si es el caso, a sus oponentes políticos y periodistas, parecen haber alcanzado un “nivel de dictadura”, algo que nunca ha hecho un mandatario estadounidense moderno, señala The New York Times. En los últimos días, rescata el diario, Trump ha realizado una serie de señalamientos en contra de periodistas y opositores políticos a quienes ha calificado como “malvados”. Esta caracterización, menciona el Times sienta las bases para justificar todo tipo de acciones que normalmente se considerarían extremas o fuera de lugar.
“Si los adversarios de Trump no son solo rivales, sino villanos, entonces puede justificar ir más allá que cualquier Presidente en la era moderna”, señala el medio.
De hecho, desde el pasado proceso electoral la prensa ya había advertido sobre una retórica más agresiva de Trump. The Washington Post indicó a finales de 2024 cómo llamaba a sus enemigos políticos "alimañas", haciéndose eco de dictadores como Hitler y Mussolini. "Les prometemos que erradicaremos a los comunistas, marxistas, fascistas y matones de la izquierda radical que viven como alimañas dentro de los confines de nuestro país, que mienten, roban y hacen trampa en las elecciones", dijo Trump hacia el final de su discurso.
Más recientemente, el Post reportó que quienes han desafiado a Trump, se estaba preparando para todo tipo de escenarios. "En todo el país, quienes han desafiado a Trump se están preparando, a sus familias y a sus colegas, para la reacción que el Presidente y sus aliados han prometido que vendrá. Entre quienes temen ser atacados se incluyen funcionarios electorales, fiscales, funcionarios electos actuales y anteriores, defensores de la democracia, personas que trabajaron en la primera administración de Trump y aquellos que aparecieron en una lista de enemigos percibidos escrita por el elegido por Trump para el FBI, Kash Patel", advertía desde finales de enero.
Ahora ese escenario parece ir tomando forma.
Apenas esta semana Stephen Colbert, un crítico constante de Trump, se enteró de que el año que viene será su última temporada en Late Show de la CBS. En su monólogo del 14 de julio, se dijo “ofendido” por el acuerdo de 16 millones de dólares alcanzado por Paramount con los abogados de Donald Trump. Añadió que el nombre técnico en los círculos legales para el acuerdo era: “un soborno enorme”. Un soborno para el Presidente de Estados Unidos por un reportaje de “60 Minutes” que no le gustó.
“En una decisión que conmocionó a la industria del entretenimiento y al mundo de la comedia, CBS anunció el jueves la cancelación del programa más visto de la noche, ‘The Late Show With Stephen Colbert’, poniendo fin a una franquicia que ha existido durante más de tres décadas. La carrera de Colbert, y el propio ‘The Late Show’, finalizarán en mayo tras el vencimiento de su contrato. Los ejecutivos de CBS declararon en un comunicado que la cancelación fue ‘una decisión puramente financiera en un contexto complejo para la noche’”, dice esta mañana de viernes The New York Times.
De igual forma ayer, el Presidente de Estados Unidos anunció su intención de presentar una demanda contra The Wall Street Journal, su empresa matriz News Corp y su propietario, Rupert Murdoch. La causa: un artículo publicado por el diario que le atribuye una carta de contenido sexual dirigida al fallecido financiero Jeffrey Epstein en 2003. Esta nueva polémica se suma a la tensión generada tras los recientes anuncios del FBI y el Departamento de Justicia sobre el caso Epstein.
Trump ha reiterado no estar implicado en el caso y que, de haber sido así, el Partido Demócrata lo hubiera usado en su contra. Pero la amenaza se parece mucho a otras que Trump ha hecho contra sus críticos. The Wall Street Journal publicó en su reportaje el contenido de una carta supuestamente escrita por Trump en 2003 para el entonces multimillonario Epstein. Tras la publicación, Trump ha negado rotundamente haber escrito la carta, calificando la noticia como “falsa, malintencionada y difamatoria”. En su red social Truth Social, ha anunciado: “Pronto demandaré al Wall Street Journal, a News Corp y a Rupert Murdoch. La prensa tiene que aprender a ser veraz y no confiar en fuentes que probablemente ni siquiera existen”.

La semana pasada, Trump calificó a un periodista como "una persona muy malvada" por hacer una pregunta que no le gustó. En seguida, esta semana, declaró que los demócratas son "un grupo malvado". "Malvado”, menciona The New York Times, es una palabra que se ha incrustado en el vocabulario de Trump y que ha ganado fuerza en su segundo mandato.
“Ya no basta con detestar una investigación periodística o discrepar con una filosofía contraria. Cualquiera que sea considerado crítico del Presidente o insuficientemente deferente es perverso. Los esfuerzos de la administración Trump por lograr sus objetivos políticos no son solo un ejercicio de gobierno, sino una misión sagrada contra las fuerzas de la oscuridad”, menciona el periódico.
Pero no son las únicas amenazas de Trump en contra de sus opositores, apenas el pasado fin de semana el Presidente afirmó que podría quitarle la ciudadanía a la actriz Rosie O'Donnell simplemente por criticarlo.
La prensa también destaca que el Departamento de Justicia ha iniciado una investigación penal contra el exdirector de la CIA, John Brennan, y el exdirector del FBI, James Comey, despedidos por Trump durante su primer mandato, y quienes han sido criticados repetidamente por la administración como parte de esfuerzos más amplios para perseguir a las personas involucradas en las investigaciones de Trump y sus aliados.
De igual forma, Trump acusó al Senador demócrata Adam Schiff de fraude hipotecario, calificándolo de "estafador" y "debe ser llevado ante la justicia". Axios reporta que la petición de Trump de que se procese a Schiff forma parte de un patrón más amplio en el que el Presidente busca represalias contra quienes se han pronunciado en su contra.
Trump ha recurrido con frecuencia a las redes sociales para insultar al senador, como "sinvergüenza", "uno de los enemigos internos" de la nación y "el tramposo Adam Schiff". Trump también exigió a Schiff que renunciara como representante de Estados Unidos en 2019, cuando presidía el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes. El grupo había investigado la posible interferencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016. Schiff insistió en que existían pruebas que demostraban que la campaña de Trump coludió con Rusia para impulsar la campaña del presidente, aunque no se tratara de una conspiración criminal. La investigación del comité concluyó sin encontrar pruebas de colusión.
Axios también ha reportado cómo Trump retiró las autorizaciones de seguridad a la Fiscal general de Nueva York, Letitia James, y al Fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg, en represalia por sus investigaciones sobre sus prácticas comerciales. "Despidió y degradó a fiscales federales y funcionarios del FBI involucrados en la investigación de los disturbios del 6 de enero, al tiempo que indultó a miles de sus partidarios condenados por irrumpir en el Capitolio".
Estas medidas, menciona el Times, nos hacen regresar hasta 2015, año en el que Trump irrumpió en el escenario estadounidense y presentó una campaña presidencial en la cual calificaba como “delincuentes y violadores” a los migrantes que cruzaban a Estados Unidos de manera ilegal. Ahora, en su retorno a la Casa Blanca, Trump ha concentrado sus esfuerzos en perseguir a los migrantes a quienes percibe como sus enemigos.
De acuerdo con un análisis realizado por The New York Times en el compendio de sus discursos de Factbase, durante los primeros seis meses del primer mandato de Donal Trump en 2017, el Presidente utilizó la palabra “maldad” para describir a terroristas, inmigrantes, nazis e intolerantes, al igual que a otros presidentes. En contraste, en el mismo periodo de tiempo de su segundo mandato, el mandatario ha utilizado esta palabra en 11 ocasiones pero esta vez, para describir a sus opositores demócratas y a periodistas.
Un ejemplo claro de esta situación es una entrevista de Trump con Sean Hannity de la cadena Fox News el pasado mes de mayo. En la charla el Presidente calificó a Joe Biden, su antecesor, como un tipo malvado y poco inteligente" que dirigía un "régimen muy perverso" rodeado de asesores y fiscales que también eran "tan malos, tan perversos, tan corruptos".
Además, Trump aseguró que los demócratas es un grupo peligroso de gente malvada. "Sabía cómo engañan, roban, mienten. Son un grupo horrible de personas".
Pero esto no terminó ahí. El pasado 27 de junio, Trump retomó sus señalamientos contra Biden, ahora en una entrevista con los ministros de Asuntos Exteriores de visita en el Despacho Oval. "Tuvimos un Presidente incompetente. Teníamos gente mala circulando alrededor de este escritorio, este hermoso escritorio Resolute. Tenían, supongo, malas intenciones. No se podía ser tan estúpido. Es decir, tenían malas intenciones".
The New York Times señala que este tipo de discurso es inusual en estos tiempos. El diario recordó cómo el expresidente George Bush se disculpó en una ocasión por describir a sus rivales como "tontos”, señalamiento que era considerado como indigno de su cargo.
“La era Trump ha cambiado los estándares, y sus críticos en ocasiones han seguido su ejemplo [...] Más que cualquier predecesor reciente, Trump ha fomentado la idea de que su presidencia es una batalla del bien contra el mal, adoptando imágenes de sí mismo como rey, papa y Superman", destaca el diario.





