Experiencias para disfrutar de un otoño lleno de colores del bosque, para estar en contacto con la naturaleza.
Ciudad de México, 9 de agosto (SinEmbargo).- El otoño destaca por sus colores: rojos, amarillos, verdes, ocres que armonizan con el azul del cielo; las hojas crujen a cada paso y los aromas a bosque llenan el ambiente, es el momento de respirar profundo; así es el otoño en Québec, Canadá.
El otoño quebequense no se parece al que vivimos en México y eso es quizá lo que lo hace tan espectacular. Por eso, aquí hay algunas de las experiencias que se pueden disfrutar hasta mediados de octubre en algunas de las regiones de la provincia de Québec.
Charlevoix, Parc National des Hautes-Gorges-de-la-Rivière-Malbaie
Al norte de la ciudad de Québec se encuentra Charlevoix y, ahí, el Parc National des Hautes-Gorges-de-la-Rivière-Malbaie -algo así como Parque Nacional de los Altos Picos del Río Malbaie- que es un verdadero festín de naturaleza y color. Este parque nacional toma su nombre de los valles que se recortan entre las altas montañas de la región. De hecho, estas son algunas de las más altas al este de las Montañas Rocallosas. Lo marcado de sus desniveles, la belleza de sus paisajes y el recorrido particular que hace el Río Malbaie lo convierten en un sitio francamente encantador. Este parque nacional es uno de los puntos centrales de la Reserva de la Biosfera de Charlevoix, donde se pueden practicar actividades al aire libre, como recorrido en bote, canotaje, kayak, pesca, ciclismo, observación de fauna, senderismo o escalada, entre tantos otros en otoño.

Laurentides, Parc National de Mont Tremblant
En 1985 fue creado el Parque Nacional de Mont Tremblant, en un territorio que abarca 1 mil 510 km cuadrados en la región de las Laurentides, al este de Montréal. Este es el primer parque creado en Québec, el 3o en Canadá y el 6o en América del Norte, por lo que destaca entre las áreas protegidas del mundo, junto a Yellowstone, Yosemite y Sequoia, entre otras.
La espectacular belleza de sus seis grandes ríos, sus 400 lagos y arroyos es impresionante y lo convierten en un auténtico paraíso para los amantes del canotaje y el kayakismo. Por si fuera poco, es posible el avistamiento de 40 especies de mamíferos, entre los que se encuentra el lobo, testigo absoluto del carácter salvaje del territorio y su inmensidad.
La Via Ferrata du Diable es una actividad intermedia entre el senderismo y el alpinismo, con la que se puede apreciar de una manera completamente distinta las montañas de ese parque que, en otoño, se convierten en un espectáculo digno de admirarse. Por si fuera poco, aquí también se puede practicar ciclismo de montaña y pesca en la temporada.

Laurentides, P´tit Train du Nord
Ya en Québec, y específicamente en las Laurentides, se escucha con frecuencia sobre el “P´tit Train du Nord” o Pequeño Tren del Norte que es una antigua vía férrea convertida en un parque lineal, sendero, pista multifuncional y de ciclismo de 234 km de extensión. En el trayecto, se pasa por estaciones de tren históricas y pintorescos pueblitos, por caminos mayormente pavimentados y en los que podrás disfrutar la belleza natural y hasta algunas experiencias gastronómicas inesperadas. Por cierto, para quienes gustan de correr, una opción es el Medio Maratón de Blainville el 7 de septiembre, o el Maratón P´tit Train du Nord, el 4 y 5 de octubre, en plena explosión de colores otoñales.
Laurentides, Sentier des cimes
Si hay un lugar casi mágico para apreciar los colores de otoño, éste es, sin duda, el Sentier des Cimes o Sendero de las Cimas en las Laurentides. En el corazón del bosque Laurentiano, esta atracción ofrece una espectacular experiencia de inmersión en la naturaleza gracias a un sendero elevado y montado sobre una magnífica estructura de madera, armoniosamente integrada en el entorno.
Se trata de un paseo de casi 3 km de ida y vuelta, que culmina en una torre espiral panorámica de 40 metros de altura con una red suspendida en el centro. Por si fuera poco, la pasarela y la torre de observación están adaptadas para personas con movilidad reducida y una suave pendiente facilita el acceso a carriolas y sillas de ruedas.

Montréal, Jardins de Lumière
La maravilla otoñal no se limita a “las afueras” de las grandes ciudades de Québec. También ahí hay propuestas, como los Jardins de Lumière o Jardines de Luz que estarán en el Jardín Botánico de Montréal, ahí se puede visitar y redescubrir el Jardín Chino, el Japonés o el de las Primeras Naciones, iluminados con poesía, música y luces de múltiples colores. La versión multimedia de la Leyenda de los Amantes de Mariposas en el Jardín Chino es imperdible.

Québec, Île d Orléans
Apenas a unos kilómetros de la ciudad de Québec, la Isla de Orléans es un lugar para descubrir de distintas maneras: desde su historia y cultura, herencia religiosa, paisajes que robarán el aliento, naturaleza y, claro, el Río San Lorenzo. Imposible no mencionar lo cálido de su gente en sus pequeños negocios o restaurantes locales. Sin duda alguna, una de las actividades más entrañables de los quebequenses es el agriturismo y la auto recolección. No es en balde que se dice que no existe mejor manzana que la que la uno mismo elige y se cosecha directamente desde el árbol. Aquí hay que gritar Tigidou!, ¡Todo está bien!




