"Ha habido tanta oscuridad desde entonces": Mujer del #ColdPlayGate narra su tormento

18/12/2025 - 6:49 pm

La vida de Cabot dio un giro el 17 de julio, cuando durante un concierto de Coldplay una cámara la enfocó a abrazada con el entonces director ejecutivo de Astronomer, Andy Byron.

Ciudad de México, 17 de diciembre (SinEmbargo).- Kristin Cabot, exjefa de personal de la empresa tecnológica Astronomer, rompió el silencio en una entrevista con The New York Times, cinco meses después de convertirse en el centro de un escándalo viral tras difundirse un video en el que se la ve abrazado de su jefe, el CEO de la compañía, en un concierto de Coldplay.

“Tomé una mala decisión y actué de manera inapropiada con mi jefe. Y no es poca cosa. Acepté la responsabilidad y renuncié a mi carrera por eso. Ese es el precio que elegí pagar”, sostuvo en declaraciones al medio.

En su testimonio para el NYT, Cabot relató el impacto personal, familiar y profesional que tuvo la difusión masiva del video grabado durante el evento, el cual desató una ola de señalamientos, acoso y amenazas en su contra.

"Recibía entre 500 y 600 llamadas al día. Mis hijos tenían miedo de que yo fuera a morir y de que ellos fueran a morir”, dijo al diario el impacto emocional.

La vida de Cabot dio un giro el 17 de julio, cuando durante un concierto de Coldplay en el Gillette Stadium de Foxborough, Massachusetts, una cámara la enfocó abrazada con el entonces director ejecutivo de Astronomer, Andy Byron.

La imagen fue proyectada en la pantalla gigante del estadio y acompañada por un comentario del vocalista de Coldplay, Chris Martin, lo que detonó la viralización inmediata del momento en TikTok y otras redes sociales.

En la entrevista con el Times, Cabot negó haber mantenido una relación sexual con Byron y aseguró que el episodio del concierto fue el único momento en el que existió un contacto físico inapropiado.

La exdirectiva relató al diario estadounidense que fue víctima de doxxing, una práctica que consiste en la difusión de datos privados. Cabot recibió cientos de llamadas diarias y múltiples amenazas de muerte, algunas de ellas con referencias explícitas a sus rutinas cotidianas.

La situación afectó gravemente a sus hijos, denunció al periódico, quienes desarrollaron miedo a los espacios públicos y necesitaron apoyo terapéutico para sobrellevar el impacto emocional del escándalo.

“Quiero que mis hijos sepan que puedes cometer errores, pero no tienes que ser amenazado para ser asesinado por ellos”, reflexionó para el Times.

Cabot también señaló a The New York Times que, mientras el caso se desvaneció rápidamente de la conversación pública, ella continúa lidiando con sus consecuencias todos los días. Describió cómo fue objeto de insultos, agresiones verbales en espacios públicos y un aislamiento progresivo por parte de colegas y conocidos que dejaron de comunicarse con ella tras el escándalo.

Asimismo, Cabot sostuvo que la mayor parte de la condena pública recayó sobre ella y no sobre Byron, y que muchas de las críticas más duras provinieron de otras mujeres. A su juicio, el caso expuso dinámicas de linchamiento digital y misoginia que siguen presentes en la cultura de internet.

“Andy fue criticado, pero ¿sobre quién cayó la furia? Creo que nos estamos frenando muchísimo al destrozarnos entre nosotras”, cuestionó en declaraciones recogidas por el diario.

La exjefa de personal también rechazó la narrativa de que su carrera estuviera ligada a favores personales, y defendió su trayectoria profesional, construida —dijo al Times— desde la adolescencia y marcada por la independencia económica. No obstante, reconoció que el daño reputacional podría dificultar seriamente su regreso al ámbito laboral.

"He trabajado desde los 13 años y nunca quise depender económicamente de un hombre”, afirmó al medio de comunicación. “Nunca he estado más orgullosa de nada que de haber sostenido a mi familia completamente por mi cuenta”, contó al medio de comunicación.

Finalmente, Cabot expresó a TNYT su deseo de que el debate en torno a #coldplaygate sirva para reflexionar sobre los límites del escrutinio público y la viralización del castigo social.

“Cometí un error, pero no merecía que mi vida y la de mis hijos se convirtieran en un espectáculo global”, afirmó al diario, al pedir que se abra espacio para una conversación más racional y humana sobre lo ocurrido.

Redacción/SinEmbargo

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