México, 2 Ene. (Notimex).- Si bien México requiere abrir espacios para que más jóvenes se dediquen a la ciencia, la tecnología y la innovación, también debe reconocer a quienes están en edad de retiro, subrayó el Foro Consultivo, Científico y Tecnológico (FCCyT).
La coordinadora general del FCCyT, Gabriela Dutrénit, advirtió que "hay investigadores muy viejos que se mueren en las instituciones porque no hay un sistema de retiro digno y así no se pueden desocupar las plazas".
En un comunicado de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), expuso por ello la necesidad de dar a los investigadores "condiciones adecuadas para que se puedan retirar" en forma digna.
Citó un estudio realizado por el FCCyT sobre las perspectivas de jubilación de los miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) publicado en 2013, que detalla 10 hallazgos y seis recomendaciones.
El análisis afirma que cualquier ventaja que se ofrezca para motivar la jubilación de los académicos, y en particular de los miembros del SNI, puede ser muy bien justificada en atención a que se trata de un reconocimiento a trayectorias que se han traducido en una contribución a la investigación científica del país.
Sobre el documento, sostuvo que es un estudio de perspectiva, "de cómo la gente se ve ahora y bajo qué condiciones a la hora de jubilarse; no es una solución para el problema, pero es la visión de la comunidad".
Dutrénit indicó que la distribución de los investigadores en el SNI en 2012 mostró que en el nivel 1 había 10 mil 040 personas, de las cuales 348 tenían entre 65 y 70 años de edad, y 101 entre 71 y 76, lo cual representaba 3.47 por ciento y 1.01 por ciento, respectivamente.
En el nivel 2 se contabilizaron tres mil 287 investigadores, de ellos 236 tenían entre 67 y 72 años y 91 entre 73 y 78 años, es decir 7.18 por ciento y 2.77 por ciento, en ese orden.
En tanto, en el nivel 3 el número de científicos fue de mil 549, de los cuales 274 estaban entre 65 y 70 años, y 161 entre 71 y 76, 17.69 por ciento y 10.39 por ciento, en cada caso.
De acuerdo con el mismo estudio, la decisión de jubilarse de manera voluntaria se ve afectada por la brecha de ingreso entre la posible cantidad de la pensión y el monto de los ingresos como académicos activos, incluidos salarios y prestaciones no-salariales como estímulos, bonos, etcétera.
Los investigadores que asignan mayor importancia a la pérdida de beneficios tangibles (seguro médico privado, espacio para trabajar, recursos para investigación, asistencia a congresos u otros apoyos similares) tienden a posponer la jubilación o a manifestar que nunca se jubilarían; y destaca el seguro médico como el más relevante.
Sin importar su edad, la gran mayoría de los encuestados, sobre todo quienes plantean retirarse en el corto plazo señaló que la posibilidad de jubilarse aumentaría considerablemente si se conservara la pertenencia al SNI después del retiro.
Más del 20 por ciento de los encuestados en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) tendría mayor probabilidad de retirarse en el corto plazo si además conservara los beneficios del SNI después del retiro.
La conservación del SNI es, por tanto, un incentivo para considerar la posibilidad del retiro, pero no es criterio suficiente para que los académicos piensen en jubilarse en el corto plazo.
Según Dutrénit, "unos se jubilan y otros quieren mantener una relación informal, hay muchos puntos de vista y se deben reconocer todos para dar alternativas en un tema prioritario, porque de otra manera no se va a resolver el tema de las plazas".
Ante estos resultados, el estudio sugiere mantener el SNI después del retiro, ajustando el monto del estímulo de acuerdo con ciertas condiciones, compensar parcialmente mediante estímulos institucionales la pérdida de ingreso debido al diferencial con respecto al monto de la jubilación.
Para reducir en el futuro este diferencial se deben establecer políticas de mediano y largo plazos, como sistemas complementarios de pensiones.
Y para los investigadores que no deseen dejar abruptamente sus actividades académicas, el estudio propone establecer opciones flexibles de retiro, como contratos de trabajo a tiempo parcial y conservación de beneficios tangibles, en particular, el seguro médico privado.




