El presidente Felipe Calderón dijo a The New York Times exactamente lo que quería decir. Con todas sus letras, el mandatario expresó lo que piensa sobre la supuesta “solución” a la violencia actual mediante un “pacto”. La declaración, a pregunta expresa, es clara: “Hay mucha gente en el PRI que coincide con la política que yo tengo, por lo menos lo dicen en corto, como decimos, aunque públicamente digan otra cosa. Y hay mucha gente en el PRI que piensa que los arreglos de antes funcionarían ahora, pues es el caso del ex gobernador de Nuevo León, ¿no? De Sócrates Rizzo, que tiene unas declaraciones maravillosas. Dice: nosotros nos arreglábamos con los criminales y no pasaba nada. Si eso lo pensaran aplicar hoy, el único arreglo posible es dejarles esta casa, y la única discusión es si se la dejan al “Chapo” o a Los Zetas. Yo no veo qué arreglo puedan tener, pero esa es la mentalidad que campea en muchos de ellos, no digo que en todos”. No hacía falta que la vocería inútilmente intentara, como lo hizo, enmendar lo que no estaba descompuesto. Es decir, no hubo mal interpretación del periódico ni nadie “sacó de contexto” las declaraciones del mandatario. Sus palabras, distribuidas por la propia Presidencia, son elocuentes. Y es fácil imaginar la frustración del Presidente y su decisión de defender su estrategia, equivocada o no, frente a esa supuesta fórmula mágica de que cuando lleguen los de antes, el problema se solucionará “como antes”. (Si a alguien le falta otro dato sobre la exasperación que le producen a Calderón declaraciones diferentes a las suyas revísese el firme tono de voz del viernes pasado cuando declaró que el padre Solalinde se equivoca en solicitar al gobierno que pida perdón a Los Zetas).
Pero los priístas tienen un punto. El señor Sócrates Rizzo cantinfleó tanto en la ocasión de esas declaraciones hoy famosas, que bien podría el partido tricolor, él sí, decir que sacaron “de contexto” al ex gobernador de Nuevo León. Y ahí está lo verdaderamente importante de este tema. La polémica en torno a lo que dijo Calderón al diario neoyorquino brinda a los priístas, particularmente a Enrique Peña Nieto y a Manlio Fabio Beltrones, la gran oportunidad no de decirnos que la estrategia de Calderón provoca demasiadas muertes y pocas certidumbres de tener un rumbo correcto (eso lo saben incluso los niños de este país). No, la pelota cayó en la cancha de los priístas y estos, sus aspirantes presidenciales antes que ningún otro tricolor, pueden devolver el golpe adelantando vísperas de lo que sí harían, a partir del 1 de diciembre de 2012, si llegaran a Los Pinos.
A Calderón no le queda tiempo sino de defender el rumbo que definió en el inicio de su administración. Bien haría, eso sí, en reconocer que uno de los grandes problemas de su estrategia fue que la misma se ha comunicado de manera caótica a lo largo de casi 5 años. Y entre los argumentos que el Presidente no ha dicho con toda claridad en público es que fue pernicioso, no sabemos cuánto, su debilidad frente a los gobernadores, hecho que permitió a algunos de ellos, priístas sin duda, pero no exclusivamente de ese partido, dejar todos los costos políticos del problema de la inseguridad a la federación mientras los mandatarios estatales intentaron salvarse. ¿O qué, Humberto Moreira va a presumir el estado de inseguridad en que quedó Coahuila, y no sólo en La Laguna sino también la región de Saltillo, tras su mandato? ¿O nos dirán los ex gobernadores de Durango, de Chihuahua, de Veracruz, de Tamaulipas que ellos le trajeron propuestas de colaboración a Calderón y el Presidente “los bateó”?
Los priístas, que se han inventado una ronda de expresiones públicas a lo largo del país para mantenerse en la agenda del 2012 en lo que llegan los tiempos legales, tienen una inmejorable oportunidad de empezar a desmontar la idea de que lo único que traen es el viento a favor que les da el hartazgo popular con la debilidad e ineficacia del PAN. Así que, aunque tan sólo fuera por alusiones, los priístas podrían decirnos qué sí funcionará contra el narcotráfico, la extorsión, Los Zetas, el secuestro, etcétera. Y si los priístas quieren demandar a Calderón, está bien, habrá material para la chacota, pero creíamos que ellos venían en serio a ofrecer propuestas para aminorar la violencia y contener a los criminales. Porque sí tienen propuestas específicas sobre este tema, ¿verdad?




