La ultraderecha va que vuela en América Latina pero, ¿hasta dónde es capaz de llegar?

25/12/2025 - 6:01 pm

Con las recientes victorias de Nasry Asfura en Honduras y José Antonio Kast en Chile, América Latina se acercó más a la ultraderecha, ante lo cual surge la duda de qué tanto son capaces de hacer dichos gobiernos.

Ciudad de México, 25 de diciembre (SinEmbargo).– La incertidumbre terminó: el conservador Nasry “Tito” Asfura fue declarado el miércoles Presidente electo de Honduras y se confirma, así, que la región corre hacia la ultraderecha.

–Honduras, estoy preparado para gobernar. No te voy a fallar –dijo Asfura en la red social X.

Antes, José Antonio Kast Rist, abogado de ascendencia alemana,​ líder del Partido Republicano, exdiputado y candidato presidencial en las elecciones de 2017, 2021​ y 2025, había sido declarado Presidente electo de la República de Chile para sustituir a Gabriel Boric, un político de una izquierda tibia, timorata y asustadiza, que terminó por jalar a los chilenos más hacia la derecha.

La duda ahora es hasta dónde llegará la ultraderecha adoradora de Donald Trump, ahora que barre con América Latina. Ya ganaron, y la última experiencia con la ultraderecha latinoamericana fue terrible: dictaduras militares se entronaron y mantuvieron una particular obsesión por físicamente acabar, incluso asesinándolos, a los opositores de izquierda. ¿Se radicalizarán aún más en el poder?

Sugiriendo que podría incorporarlos a su gobierno, “Kast dijo que había hablado con dos candidatos conservadores a quienes había derrotado en las elecciones chilenas”, recuerda el periodista Jon Lee Anderson en un artículo publicado en la prestigiada revista The New Yorker. El texto se llama: “El ascenso de la derecha en América Latina. El nuevo Presidente de Chile se suma a una nueva clase de líderes que intentan aprovechar el futuro reescribiendo el pasado”.

“Se trata de la exministra de Trabajo Evelyn Matthei, cuyo padre fue general en el régimen de Pinochet, y un político pomposo de extrema derecha con el extravagante nombre de Johannes Maximilian Kaiser Barents-von Hohenhagen. Kaiser, también de ascendencia alemana, comparte muchas de las opiniones de Kast, pero las presenta con menos decoro; se describe a sí mismo como un ‘paleolibertario’ y ‘reaccionario’, y respalda la construcción de campos de detención para migrantes indocumentados y el cierre total de la frontera con Bolivia. Pide que los torturadores y asesinos de la era de Pinochet sean liberados de prisión”.

“Kast también lo hace –dice Jon Lee–, pero lo dice de forma más elíptica. A principios de este mes, mientras el parlamento chileno debatía un proyecto de ley para liberar de prisión a represores ancianos o enfermos, Kast declaró: ‘No creo en la negociación de sentencias. Creo en la justicia. Y esto significa tratar con respeto a las personas con enfermedades terminales o a quienes ya no están conscientes’”.

En su artículo de The New Yorker, el reconocido periodista recuerda que en 2023, en el quincuagésimo aniversario del golpe de Estado de Pinochet, Boric recordó a los chilenos el terrible precio que pagó su país y anunció un plan nacional de búsqueda para esclarecer el destino de hasta tres mil ciudadanos desaparecidos. “Decenas de miles de personas en Chile sobrevivieron a ataques de su propio gobierno o perdieron a seres queridos. Esto significa que Kast probablemente tendrá que actuar con cautela en cuestiones de ‘memoria histórica’”.

“Pero, medio siglo después del golpe de Estado de Pinochet, existe una tendencia inquietante en el hemisferio. Ese golpe, que derrocó a un gobierno socialista aliado con la Cuba de Fidel Castro, fue instigado por la administración de Nixon y sus aliados regionales: regímenes militares de derecha que emprendieron una serie de guerras sucias contra ciudadanos izquierdistas de sus propios países. En el actual enfrentamiento de Trump con Maduro, a quien ha tildado de ‘narcoterrorista’, derechistas como Kast y Milei han respaldado su destitución por la fuerza”, advierte Jon Lee.

El ensayo advierte que la retórica belicosa de Trump en Latinoamérica refleja su lenguaje en casa, donde denuncia a los políticos demócratas como “maniáticos de izquierda” y llama “militantes de Antifa” a quienes protestan contra sus políticas de deportación. “Trump también ha trabajado para erradicar el pasado incómodo, forzando reformas históricas en escuelas, parques nacionales e instituciones culturales, además de afirmar que, tres décadas después del fin del apartheid en Sudáfrica, los bóers blancos son las verdaderas víctimas del racismo”.

“Kast –afirma Jon Lee Anderson en su último artículo en la prestigiada revista–, a pesar de su semblante afable, ha imitado el tono duro de Trump. Ha llamado a ‘hacer de Chile un gran país’ y ha afirmado que necesita ser gobernado con ‘mano firme’. Su lema de campaña fue ‘La fuerza del cambio’”.

“Es difícil predecir hasta dónde llegarán él y sus colegas de la región. En Argentina y Perú, políticos de derecha ya han presionado para derogar las leyes de derechos humanos y liberar a militares encarcelados por crímenes de lesa humanidad”, agrega.

Jon Lee dice que Daniel Noboa, Presidente de Ecuador y aliado de Trump, describió el cambio de mentalidad en una entrevista reciente con él. Le dijo: “El siglo XXI se basó en el concepto de justicia social. Funcionó por un tiempo, luego se volvió más injusto que antes. El concepto central se quebró. Le dio una oportunidad a la derecha”.

Y ahora, le sugirió Noboa al periodista de The New Yorker, la gente solo quería el poder de su lado: “Cualquier cosa que sea más estricta y contundente contra el crimen y la clase política”.

Redacción/SinEmbargo

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