This is the end, beautiful friend
This is the end, my only friend
The end of our elaborate plans
The end of everything that stands
"The End" - The Doors
La amenaza del fin nos procura todos los días, no sólo los espantajos mediáticos o espirituales, sino también lo que nos rodea y desconocemos. La espera de la cuenta regresiva nos condena a crearnos expectativas apocalípticas o al menos bromear con ello cuando en realidad todo sigue igual.
¿No que se iba a acabar el mundo? La tierra sigue girando. Una alineación de los planetas presentó un espectáculo en la psique celestial. Las doce con uno y nada. Las deudas de la vida comienzan a cobrarse cuando los finales del diario se acercan y nos vienen a exigir el pago de nuestra cuota.
Todos los días se acaba el mundo cuando los ojos se abren como la puerta hacia un nuevo amanecer que nos obliga a dejar el féretro y enfrentemos la agridulce batalla de la vida, dejando atrás la letanía de los sueños y enfrentemos el espejo de la realidad.
Los finales son parte de la eternidad. Mientras para unos el nacimiento de las experiencias los visita, para otros las tragedias extinguen sus partículas de humanidad. Adultos que se transforman en niños, niños que se vuelven adultos al momento de enfrentar lo que se presenta y deben esculpir en sus cuerpos la valentía andando.
Los videntes y esotéricos lanzaron la paranoia de la supuesta profecía maya –malinterpretada seguramente– que anunciaba el fin del mundo, un poco parecido al “temor colectivo” con la venida del año dos mil. Nada, todo sigue transcurriendo, cambio de color en la silla presidencial, más desasosiegos en la esfera social, males de amores que se liberan con los frees y las relaciones sin compromiso, amistades por conveniencia que firman su pacto implícito al perseguir el bien propio.
El miedo también vende y convence. Camisetas con la leyenda “Sobreviví el 21 de diciembre de 2012” se ofertarán en los principales puntos de partida para burlar a la autoridad que empezó a germinar en la conciencia colectiva la idea de un final definitivo resumido en el choque del planeta Nibiru con la Tierra y la caída de un meteorito que acabará con todo y todos, venganza divina aplicada a la porquería de seres que nos hemos vuelto.
Los gritos y las burlas no se harán esperar. Se emitirán señales de supervivencia. Se caerán los cabellos para dictar el fin de nuestro cráneo virgen. Se interrumpirá la programación habitual para transmitir el final de la telenovela absurda llamada vida. Se abrazarán todos como si realmente existiera el cariño genuino. Todos correrán por su existencia en las calles incendiadas y valorarán más allá de unos trozos de metal y papel.
Todos los días se acaba el mundo cuando las lágrimas cierran pasajes de nuestra existencia y las ausencias se presentan para decirnos que es el fin. Todos los días es el fin de todo cuando los números nos juegan una broma muy pesada y nos hace rebasar los años de madurez en contra de lo físico.
Los cierres están en todas partes desde el último bocado que llega a nuestra boca y simula ser una despedida amorosa en espera de un reencuentro que no volverá hasta el último suspiro que lanzamos antes de dormir.
Siempre se acaba todo mientras haya un comienzo.
@taciturnafeliz




