"Lady racista" y otros casos de extranjeros en México evidencian el neocolonialismo que expulsa y encarece la vida de mexicanos.
Ciudad de México, 7 de julio (SinEmbargo).- “#LadyRacista”, como la han llamado en redes sociales, es quizá el episodio más reciente de las continuas agresiones de extranjeros contra personas mexicanas… en México. Hoy hablamos de racismo, clasismo, agresiones físicas, insultos, blanquitud, gentrificación y colonialismo.
De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México (SSC-CdMx), el pasado fin de semana esta mujer, quien ha sido identificada como Ximena "P", violó el Reglamento de Tránsito al no pagar el parquímetro en la calle Alfonso Reyes, en la colonia Condesa.
Debido a eso le colocaron un candado inmovilizador a su auto. Pero de acuerdo con la dependencia capitalina, finalmente no fue sancionada por “una supuesta enfermedad que padece”. Seguramente, alergia a los derechos humanos.
Por el sólo hecho de haber sido informada de su falta “arremetió contra el servidor público con palabras despectivas y connotaciones racistas”, señaló la SSC-CdMx. Le llamó "indio" y reconoció que ella odia a "los negros".
En los videos se observa cómo la mujer y quien aparentemente es su hijo agreden e insultan a un trabajador que quitaba el inmovilizador.
Al darse cuenta de que todo está siendo grabado en celulares, otro joven que acompaña a esta mujer intenta manipular los hechos. Dice que el agresor es menor de edad y acusa al trabajador agredido de estar alcoholizado. O sea, quiso voltear la tortilla y ponerse como víctimas.
Hace unos días se viralizó otro video, donde un extranjero agredió a una mujer mexicana en un cine en Oaxaca. Le gritó, la insultó e intentó golpearla. También en esa entidad, en marzo pasado, una mujer extranjera golpeó a un perrito y a un joven en las playas de Mazunte.
Mazatlán ha sido otro caso. A inicios de este 2025, turistas extranjeros se quejaron de la música de banda. Ante ello, el empresario hotelero Ernesto Coppel intentó vetar a las bandas musicales que alegran las playas de esa ciudad y que le dan trabajo a muchas personas. Pero no lo logró, la resistencia se impuso.
Yucatán. Aún no olvidamos a Joan Serra Montagut, un español que también en febrero pasado tuvo acorralada a una joven trabajadora de una cafetería en Mérida, por al menos 10 minutos, amenazándola y agrediéndola. Tampoco al otro extranjero que intentó callar a un señor invidente, quien obtiene ingresos cantando en la calle.
Quintana Roo. Éste es un caso de 2023, ocurrido en Felipe Carrillo Puerto, (antes llamado Chan Santa Cruz, un pueblo legendario por la resistencia maya en la Guerra de Castas). Ahí un instructor de tenis, extranjero, insultó a un niño, lo intentó humillar diciéndole que no es un abogado (pues es que es sólo un niño), le dijo que es un “don nadie” y lo corrió de la cancha de tenis.
Todos estos incidentes no son aislados. Después del colonialismo, durante todos estos siglos se ha mantenido una lógica racista que se expresa de diferentes maneras.
Ya no hace falta invadir militarmente: ahora se ocupa los lugares con una billetera en dólares, con jubilados y nómadas digitales que hacen rendir aquí su dinero.
Los Cabos, San Miguel de Allende, Cancún, Mérida, San Cristóbal de las Casas, y por supuesto, la Condesa, la Roma, Polanco, son espacios que se han llenado de personas extranjeras que no sólo llegan a vivir y prosperar aquí… llegan a imponer.
Por esa gente, pero sobre todo, las empresas que les ofrecen aquí una calidad de vida que sólo ellas pueden pagar, comprar una casa es casi imposible para la mayoría de las personas mexicanas. Y ni siquiera rentar, porque los alquileres se cotizan en dólares. Los servicios han subido de precio, los espacios públicos se han transformado ¡y la salsa ya no pica!
A estas personas se les dice: “no estás en su país para tratar así a la gente”. Pero el punto es que en ningún país se debe tolerar esto. Porque en realidad violentan a la gente latinoamericana y racializada en sus países y en los nuestros.
Pero siempre hay gente así, que piensa que seguimos en los tres siglos que duró el virreinato, cuando invadían, robaban tierras, esclavizaban y explotaban. Actualícense: México no es su colonia.





