Las vidas ocultas detrás de los productos

12/10/2025 - 6:32 am

Cuando caminamos por un supermercado es fácil ver las carnes, los lácteos y los huevos como simples productos empaquetados, etiquetados y listos para llevar. Los seres que alguna vez estuvieron vivos detrás de estos productos son invisibles para la mayoría. Sin embargo, cada corte de carne, cada cartón de leche, cada huevo, cada producto empacado provino de un ser con personalidad, con capacidad de sentir felicidad, dolor y miedo, tal como los animales con los que usualmente compartimos la vida, por ejemplo, los perros y gatos.

Desconexión con los animales "de granja" 

La mayoría de los animales criados y explotados para consumo jamás experimentarán un solo momento de libertad. Desde su nacimiento hasta su muerte, sus vidas son cuidadosamente controladas, no buscando su bienestar, sino para maximizar su productividad. El día de su muerte está programado desde antes de su nacimiento, y esto habla mucho sobre la desconexión que existe al momento de hablar sobre los animales considerados "de granja".

Por ejemplo, millones de pollos viven hacinados en sucias granjas industriales. Se crían selectivamente para que crezcan a una velocidad anormal, donde sus cuerpos luchan por soportar su propio peso. Las gallinas explotadas por su huevo pasan toda su vida encerradas en pequeñas jaulas de alambre hasta que sus cansados cuerpos bajan su producción y ya no son consideradas rentables para la industria. Nunca pueden darse baños de polvo, ni sentir la hierba bajo sus patas y el sol sobre sus plumas. Cada centímetro de espacio, cada día de vida, cada movimiento está calculado para obtener el máximo rendimiento al menor costo. Estos animales no viven, sobreviven.

Tras meses o incluso años de confinamiento y explotación, los suben a camiones. Para muchos, esta es su primera y única visión del mundo exterior. El sol, el viento y el ruido del tráfico son sensaciones nuevas, pero esta experiencia llega en el peor momento de sus cortas vidas, justo antes de llegar al matadero. La rutina del transporte y la matanza se acepta como parte de nuestro sistema alimentario, algo que no hay que cuestionar e incluso algo que podemos simplemente ignorar.

Los animales que amamos y los que comemos

La ciencia ha confirmado una y otra vez que los animales tienen capacidad de sentir. Experimentan alegría, miedo, afecto, estrés y dolor. Forjan amistades, pueden trabajar en equipo, protegen a sus familias, luchan por sobrevivir y buscan consuelo cuando tienen miedo.

A pesar de esto, hemos construido industrias enteras en torno a ignorar esas emociones. Trazamos líneas entre los animales que amamos y los que comemos, como si su valor estuviera determinado por su especie. Cuidamos a los gatos, pero comemos a los cerdos, nos llena de rabia ver loros enjaulados, pero nos da igual comer alitas. Si tratáramos a los perros de la misma manera en la que tratamos a las vacas en las granjas, los noticieros lo reportarían como crueldad, las redes sociales se llenarían de indignación y las personas posiblemente exigirían justicia. Pero hemos aprendido a ver a unas especies como “alimento” y a otras como “familia”, el sufrimiento de millones de animales asesinados por la industria alimentaria pasa desapercibido.

Cuando empezamos a ver a los animales como individuos todo cambia. Cuando elegimos dejar de comer animales, no se trata de buscar la perfección, sino de hacer todo lo que está en nuestras posibilidades para no dañar a otros. Al alejarnos y dejar de apoyar a un sistema que reduce la vida a mercancía y ganancias, elegimos honrar nuestra capacidad de sentir empatía, honramos el poder de tomar nuestras propias elecciones y honramos el actuar con amabilidad y luchar por lo que consideramos justo.

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La ciencia ha confirmado una y otra vez que los animales tienen capacidad de sentir. Foto: Vegan Outreach

Katia Rodríguez

Katia Rodríguez

Licenciada en Biología, su trabajo está enfocado en buscar la justicia social y la interseccionalidad entre las distintas luchas. Los últimos años ha dedicado sus esfuerzos a defender los derechos de los animales y actualmente se desempeña como Gerente de Campañas en México para la organización internacional Vegan Outreach.

Lo dice el reportero