GALOPE: El hecho de que venció en las elecciones de 2012 con un 63.5 por ciento de la votación no puede negarse como su nutriente. Mancera sabe galopar y llegar bien. Hace apenas una década, su carrera se ubicaba sólo en la academia y la abogacía. La jefatura de Gobierno del Distrito Federal la ocupaba Andrés Manuel López Obrador y para entonces, ya se hablaba de su potencial candidatura rumbo a la Presidencia. Ese año, Marcelo Ebrard Casaubón quien era jefe de la policía capitalina integró a Mancera en la administración como director de Investigaciones y Procedimientos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal. Al final de la administración de López Obrador asumió la Subprocuraduría de Proceso de la PGJDF. Cuando en 2006, Ebrard se convirtió en Jefe de Gobierno, Mancera pasó a ser subprocurador de Proceso. En 2008, un operativo de la Policía capitalina en la discoteca News Divine provocó la muerte de nueve adolescentes y tres policías; además de la paraplejia de otra. Rodolfo Félix tuvo que renunciar a la PGJDF y Mancera lo sustituyó. Desde entonces, empezó a ganar popularidad. Su carrera académica es también una de las más rutilantes en la escena política. Es abogado por la Facultad de Derecho de la UNAM y tiene un Doctorado por la misma casa de estudios. Por la Universidad de Salamanca, tiene cuatro diplomados, uno en Derecho Fiscal, otro en Derecho Penitenciario y dos veces, en Derecho Penal. Es integrante de la Barra Mexicana de Abogados y miembro de la Comisión de Derecho Penal de la Barra Mexicana-Colegio de Abogados. Divorciado en dos ocasiones, con tres hijos, no ha mostrado interés por aparecer en pareja, a diferencia de otros políticos.
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LA COLA:
A la mitad de su mandato, Miguel Ángel Mancera tiene menos del 40 por ciento de aprobación para su forma de gobernar; es decir un índice reprobatorio. Es una calificación muy parecida a la que ostenta el propio Presidente de la República, Enrique Peña Nieto. En cadena, le afectaron medidas como el aumento al boleto del metro y el nuevo reglamento de tránsito; pero también la contingencia ambiental. Él mismo entró en contingencia. El anuncio de que la Comisión Ambiental de la Megalópolis generalizó “de manera temporal” la aplicación obligatoria del criticado Hoy No Circula a cuanto vehículo transitara por la Ciudad de México lo puso en crisis. Pero además, el deterioro de la calidad del aire lo enfrentó con el Gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, y con el mismo Presidente de la República, Enrique Peña Nieto. Cuando el Primer Mandatario instruyó a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para que estableciera una Norma Emergente de Verificación Vehicular, a Mancera le pareció insuficiente y entonces, ordenó el Hoy no Circula. Mientras el Valle de México se encuentra bajo una nata negra, ninguno de los Gobernantes de la llamada Megalópolis manifestaron solidaridad con el jefe capitalino. Y entonces, Mancera se quedó solo y en la cola.
