Desde enero, reportan, se ha visto el doble de clientes canadienses anunciando sus casas en comparación con lo habitual en esta época del año, y una marcada disminución en el número de canadienses que buscan comprar casas en Florida.
Ciudad de México, 15 de abril (SinEmbargo).– Muchos canadienses están renunciando a sus casas de vacaciones en Estados Unidos y vendiendo propiedades que han tenido durante décadas en destinos populares para pasar el invierno, como Florida y Arizona, según agentes inmobiliarios consultados por The Wall Street Journal.
Un factor es la economía: el dólar canadiense se ha debilitado en los últimos meses frente al dólar estadounidense, alcanzando a principios de este año su nivel más bajo en 22 años, lo que encarece el pago de las cuotas de la asociación de propietarios, el seguro y los impuestos sobre la propiedad en Estados Unidos. Y por otro lado, vender sus casas en dólares estadounidenses fue una ventaja, especialmente porque el valor de las propiedades en destinos populares de invierno ha aumentado significativamente, explica el diario.
Pero “si bien los argumentos económicos más generales para vender han sido convincentes durante meses, lo que está llevando a muchos al límite ahora es la política, según los agentes inmobiliarios. El Presidente Donald Trump implementó aranceles históricos del 25 por ciento sobre algunos productos procedentes de Canadá y ha insinuado con frecuencia la anexión de Canadá. Los agentes inmobiliarios afirman que sus clientes hablan de sentirse cada vez menos bienvenidos y les preocupa que el Gobierno pueda aumentar los impuestos sobre las propiedades de canadienses. Otras medidas, como la nueva norma que exige que los extranjeros que permanezcan en Estados Unidos más de 30 días se registren ante el Gobierno, han generado inquietud ante futuras restricciones de viaje”.
Y no es sólo abandonar Estados Unidos. Es ni siquiera poner un pie allá. Las cancelaciones de vacaciones de canadienses en tierras estadounidenses brincaron a números récord y muchos, dados los casos de abusos de agentes migratorios, prefieren mejor evitar el destino.

La periodista canadiense Samira Mohyeddin escribe en The Globe and Mail: “¿Debería ir en coche? ¿Es mejor volar? ¿O quizás debería evitar Estados Unidos por completo? Estas son preguntas que muchos canadienses se plantean hoy. Pero algunos no evitamos Estados Unidos por el movimiento ‘Codos Arriba’ [movimiento por la dignidad de los canadienses] ni por una oposición patriótica a los aranceles de Donald Trump; otros no tenemos otra opción: por miedo y persecución”.
Recientemente, agrega, “cancelé mi viaje anual a un festival de música en Detroit y a una conferencia en Chicago. La administración Trump dejó claro que mis múltiples identidades y ocupación me convierten en enemiga del Estado, por partida triple; como lesbiana, académica y periodista, soy una candidata ideal para la condición de persona non grata en la nueva América. Ahora, una cuarta parte de mi identidad me ha convertido en enemiga, según el Gobierno estadounidense: se informa que se está rechazando a canadienses de origen iraní en la frontera. Seis canadienses de origen iraní declararon a The Globe and Mail que se les había impedido la entrada con pasaportes canadienses desde noviembre. Algunos han sido detenidos durante horas, se les han tomado las huellas dactilares, se les ha revisado el equipaje y se les han quitado los teléfonos”.
“Somos ciudadanos de Canadá. Sin embargo, la administración Trump divide a los canadienses según quiénes son bienvenidos y quiénes no. No debemos permitir que Estados Unidos nos imponga una jerarquía de ciudadanía canadiense. La hostilidad hacia cualquier canadiense debe considerarse un ataque contra todos los canadienses. Y así, Estados Unidos no sólo ha declarado la guerra económica a Canadá; ha declarado la guerra a nuestra propia identidad como país”, sostiene Samira Mohyeddin.
"¿Y si Trump expropia?"

"La clave es la incertidumbre", dijo a The Wall Street Journal Catherine Spino, de Lyonsgate Realty en Boca Ratón, Florida.
Desde enero, ha visto el doble de clientes canadienses anunciando sus casas en comparación con lo habitual en esta época del año, y una marcada disminución en el número de canadienses que buscan comprar casas en la zona.
The Wall Street Journal dice que el 2 de abril Spino recibió un correo electrónico de un ciudadano canadiense a quien estaba ayudando a buscar una segunda vivienda en el sur de Florida, por un valor de un millón de dólares. Escribió: “Estaba pensando seriamente en comprar un apartamento, pero ahora, con el trato que está dando a nuestro querido país, Canadá, he decidido abandonar los planes por ahora. ¿Para qué gastaría mi dinero aquí?”.
Esta actitud es “un cambio importante después de que los canadienses hayan constituido durante mucho tiempo la mayor parte de los compradores extranjeros de bienes raíces residenciales en Estados Unidos. Representaron un promedio del 23 por ciento de las compras extranjeras entre 2010 y 2013, y siguieron siendo el segmento más grande con un 13 por ciento el año pasado, según la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios” citadas por el diario económico.
David Altro, abogado de Altro LLP, una firma con oficinas en Canadá y Estados Unidos, dijo que nunca antes había visto a tantos canadienses interesados en vender o ya con ventas en proceso de sus propiedades en Estados Unidos. En los últimos dos meses, la cifra se ha disparado a entre 20 y 30 llamadas semanales, afirma.
“La situación política fue un punto de inflexión para Garry Liboiron, un canadiense de 76 años propietario de una inmobiliaria en Cobourg, Ontario. En marzo, puso a la venta su casa de cinco habitaciones y 300 metros cuadrados, con piscina y un amplio patio trasero, al sureste de Phoenix, por 599 mil dólares. Liboiron y su esposa compraron la casa de vacaciones por unos 155 mil dólares en 2011 y pasaron gran parte del invierno allí a lo largo de los años”, dice The Wall Street Journal.

Y “el debilitamiento del tipo de cambio le había estado preocupando, pero no tenía planes de irse hasta que entraron en vigor los aranceles, lo que aceleró su decisión de vender casi dos años, afirma. Un arancel del 25 por ciento a las importaciones de productos de México y Canadá entró en vigor el 4 de marzo, con excepción de los productos energéticos y la potasa. Los aranceles han llevado a Canadá al borde de la recesión”, agrega.
“Queríamos estar aquí, pero hemos decidido que no vamos a estar”, le dijo Liboiron al influyente periódico económico y financiero.
Sabe que es improbable, pero en el fondo le preocupa que el Gobierno estadounidense llegue al extremo de nacionalizar propiedades canadienses. “Esto da miedo”, dice. “¿Quién sabe qué harán?”.





