Germán Larrea es el segundo hombre más rico de México y el número 40 a nivel mundial con una fortuna de 43 mil millones de dólares, de acuerdo con Forbes. Posee la mayoría de la minera de cobre más grande de México, Grupo México. Es además dueño de Ferromex y Ferrosur que dominan el transporte de carga de productos agrícolas, minerales y energía. También es propietario de Banamex.
Ciudad de México, 15 de octubre (SinEmbargo).– Por años Germán Feliciano Larrea Mota-Velasco, el segundo hombre más rico del país, fue un fantasma. Sólo se conocía una foto en blanco y negro de su rostro, presumiblemente de algún documento oficial. Eso cambió la tarde del 9 de septiembre de 2014, un mes después de que su empresa Grupo México causara el mayor desastre ambiental en la historia minera de México.
Germán Larrea dejó las sombras donde se había mantenido desde que asumió la dirección de la principal minera del país y fue captado cuando estrechaba la mano de Enrique Peña Nieto. El evento ocurrido hace más de una década se dio en una reunión de Banamex, el banco que hace unos días intentó comprar el empresario mexicano solo para ser rechazado por segunda ocasión lo que ocasionó un desplome de hasta 20 por ciento en las acciones de Grupo México.
Germán Larrea heredó la riendas de Grupo México a la muerte de su padre Jorge Larrea Ortega en 1999. La fundación del emporio se remonta a uno de los gobiernos más corruptos que ha tenido el México moderno: el de Miguel Alemán Valdés. Bien lo describe José Agustín en el primer tomo de su obra clásica Tragicomedia mexicana:
“Alemán no sólo nos dio el charrismo sino que también nos regaló el guarurismo nacional, y él mismo se rodeó de abultadas guardias personales, lo cual hizo que los demás funcionarios pronto lo imitaran. Ya entonces también se podía advertir que, además de sus íntimos (llamados el ‘gabinete paralelo’), los beneficiarios del gobierno de Miguel Alemán era el grupo de empresarios conocidos como la ‘Fracción de los Cuarenta’ (todos ellos hicieron sus fortunas en esa década), y quizás por eso a la gente le gustaba referirse a ‘Alí Babá y los cuarenta Ladrones’”
Entre este grupo de empresarios figuraba Bruno Pagliai, el hombre más rico de México en ese tiempo, un empresario italonorteamericano que es clave para entender el ascenso de Jorge Larrea, quien gracias a esta relación se volvió accionista en Tubos de Acero de México SA de CV., lo cual implicó su entrada al sector metalúrgico y siderúrgico mexicano, una incursión que sería la base de su imperio empresarial.

Fue durante la década de los setenta que Jorge Larrea vivió su mejor momento en el sector metalúrgico y siderúrgico del país al adquirir parte de las propiedades de American Smelting and Refining Company y la mina de cobre La Caridad ubicada en Nacozari, Sonora. Sin embargo, como ha pasado con la actual clase empresarial fue durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari cuando vivió su momento cumbre. En este Gobierno nació el Grupo México. En 1988 compró por 680 millones de dólares las acciones gubernamentales de la mina La Caridad y Cananea, y ganó la puja por la compañía minera de cobre más grande de México por 475 millones de dólares, un proceso marcado por señalamiento de simulación y mediante una oferta que estaba muy por debajo del precio del mercado.
El líder de los mineros, Napoleón Gómez Urrutía narra este episodio en su libro El Colapso de la dignidad: “En 1989 y 1990, Grupo México, en aquella época propiedad de Jorge Larrea Ortega, el padre de Germán Larrea, adquirió dos compañías mineras: Compañía Mexicana de Cobre y Compañía Mexicana de Cananea. Hasta ese momento, las dos eran propiedad del Estado mexicano, pero fueron puestas a la venta por el presidente Carlos.Salinas. A pesar de que Grupo México no participó en la primera ronda de la licitacién para la compra de estas compañías, eventualmente llegaría a adquirirlas. En el caso de la Compañía Mexicana de Cananea, el triunfador fue Grupo Protexa de Monterrey, con una oferta de 975 millones de dólares. Otra compañía, Grupo Peñoles, había quedado en segundo lugar en la subasta, con una oferta aproximada de 650 millones de dólares. Sin embargo, las dos propuestas fueron declaradas nulas y el concurso desierto cuando, quince días después, se informó que la ganadora, Protexa, no pudo cumplir con los pagos necesarios para hacer efectiva la compra”.
Y ahonda: “En lugar de otorgar las compafifas mineras a quien ocupaba el segundo lugar en la subasta, el gobierno decidió declarar inválido el concurso y convocar a una segunda ronda de propuestas. En esta oportunidad ganó Grupo México, con una oferta de 475 millones de dólares—menos de la mitad de lo que el Grupo Protexa había ofrecido meses antes. Se determina que el precio ofrecido era suficiente y Grupo México se convierte en el propietario de las compañías. No hay duda de que detrás de la escena se estaban pactando negocios entre la administración de Salinas y Grupo México, que determinaron la drástica devaluación del precio de venta de las empresas. El precio irrisorio pagado por Grupo México fue una ganancia indiscutible para ellos, pero una gran pérdida para los dueños anteriores de estas compañías, el pueblo mexicano”.
Jorge Larrea de hecho tenía un lema desde que compró la mina de Cananea: “prefería mejor pagarle a los abogados que darle un cinco a los trabajadores por alguna demanda, por algún desgaste físico que tuvieran, pues prefería que lo demandaran y la demanda se hiciera vieja hasta que los trabajadores se murieran o se cansaran de seguir la demanda”.
Jorge Larrea Ortega también fundó junto a Bruno Pagliai el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN). En 1981 nombró a su hijo, Germán Larrea, parte del consejo administrativo y vicepresidente ejecutivo de Minera y Grupo México. A la muerte de su padre en 1999, a Germán Larrea se le cedieron las responsabilidades empresariales de la familia, convirtiéndose en el accionista más grande de la compañía minera.
Una anécdota relatada en 2024 a SinEmbargo por Juan Linares Montúfar, entonces Secretario del Comité de Vigilancia del Sindicato Minero, expone el tipo de relación que Germán tenía con su padre: Linares afirmó que Germán Larrea es un señor que tiene un resentimiento social ya que su padre, Jorge Larrea, lo trataba muy mal cuando era joven. “Lo trataba peor que al chofer, a él únicamente lo utilizaba como un catador de vinos y le decía que no servía para otra cosa”. “A él lo mandaba comprar cosechas enteras de viñedos para el vino de don Jorge y era lo que hacía él, lo trataba muy mal, por eso es un resentido de la sociedad, sobre todo con los trabajadores”, agregó.

Criador de caballos y amante de lujos
Actualmente Germán Larrea es el segundo hombre más rico de México y el número 40 a nivel mundial con una fortuna de 43 mil millones de dólares, de acuerdo con Forbes. Posee la mayoría de la minera de cobre más grande de México, Grupo México, que también tiene operaciones en Perú y Estados Unidos. Es además dueño de Ferromex y Ferrosur que dominan el transporte de carga de productos agrícolas, minerales y energía desde que el Gobierno de Ernesto Zedillo le dio concesiones tras la privatización del sector. También es propietario de Banamex.
Desde la mesa de empresarios, Germán Larrea es descrito por Valentín Díez Morodo, el propietario de los Diablos Rojos de Toluca, como “una persona reservada y evita los reflectores, pero cuando se trata de confrontar problemas, es un hombre que siempre da la cara con carácter y determinación”. Ciertamente esta visión cambia desde otra perspectiva, en este caso, por ejemplo, la del líder de los mineros Napoleón Gómez Urrutia, quien lo describe en su libro El Colapso de la dignidad como “un individuo malhumorado, egoísta e inescrupuloso”, un hombre “alto y regordete, de piel y ojos claros” que en la reunión que tuvieron en el verano 2003 “vestía un traje gris y tenía una expresión arrogante”.
Precisamente de este episodio que relata Gómez Urrutia se desprenden más claves de Germán Larrea. El líder minero describió que en aquella reunión “escogió una botella de Château Haut-Brion 1981 y yo noté con sorpresa la cantidad de ceros en el precio. Sin embargo, esta cantidad no debería significar gran cosa para un hombre como Larrea, quien, de acuerdo con sus colaboradores, posee caballos que le han costado más de 50 millones de dólares, ya quien se ve con frecuencia en el Hipódromo de Las Américas en Ciudad de México apostando increíbles sumas de dinero. Estos son solo algunos ejemplos del estilo de vida que lleva este hombre”.
“Cuando un joven sommelier francés trajo el vino, Larrea tomó la botella en su mano y dijo bruscamente: “Está muy frío”. Enseguida le ordenó en el mismo tono: “Pongalo veinte segundos en el microondas—ni un segundo más— o no lo pago”. Nerviosamente, el catador de vinos se fue a la cocina y unos segundos después regresó llevando la botella entre sus manos, como si fuera un recién nacido. Larrea lo tomó otra vez en su mano y, con un aire de suficiencia, dijo: “Bien, ahora está bien. Destápelo y sirva”.
El propio Germán Larrea le diría a Gómez Urrutia “que su trabajo en Grupo México había sido, por muchos años, el de jefe de bodega de vinos de su padre, quien acostumbraba a regalar en Navidad y ocasiones especiales cajas enteras del mejor vino francés a sus amigos más cercanos, muchos de ellos políticos”.
Se sabe además que Larrea pasa su tiempo entre México y una villa de su propiedad en la Toscana, Italia. Es además conocido por su afición por los caballos pura sangre. Bloomberg reveló en mayo de 2023 que posee establos en México y su yegua Letruska ha conseguido varios primeros puestos en Estados Unidos en los últimos años. En efecto, la prensa estadounidense especializada en caballos señala cómo Letruska fue criada en Kentucky y por St. George Stable LLC, el nombre de carrera de Germán Larrea.
“Larrea es también el principal criador y propietario de caballos en México, donde corre con una cuadra de caballos de primer nivel. Letruska fue una de ellas, ganando cada una de sus seis carreras en el Hipódromo de las Américas” , señala en ese sentido el sitio especializado Paulick Report. Enrique Rodríguez-Cano Ruiz, entrenador de caballos, dijo a Bloomberg que sin él, no habría caballos purasangre en México. “Es muy discreto. No ve las carreras de su caballo desde la butaca como la mayoría de los dueños. Quizás esté en el palco, pero es muy raro ver una foto suya en el hipódromo”.
La revista Proceso reveló en 2018 que la población de los caballos pura sangre era en ese entonces de mil 400, de estos Germán Larrea es quien más tiene, 110, y que son utilizados para las carreras que se ofrecen. “Las cuadras de Germán Larrea participaron en 40 por ciento de las competencias. Sin ellas no podría haber carreras”, dijo Rodríguez Cano en ese entonces a Milenio.
Un depredador del ambiente
Hay dos eventos que han marcado las operaciones de Grupo México en los últimos 20 años. El primero, sin duda, fue el desastre minero de Pasta de Conchos. La tragedia tuvo lugar el 19 de febrero de 2006 cuando se registró una explosión en la mina 8, en Coahuila, en la que 65 de los 73 obreros que se encontraban trabajando en ese turno quedaron atrapados. En ese año se inició el rescate que se suspendió un año después. Ni el Gobierno de Vicente Fox ni el de Felipe Calderón así como el de Enrique Peña Nieto hicieron algo para rescatar los cuerpos. Fue hasta que Andrés Manuel López Obrador llegó a la Presidencia que se retomaron las labores de rescate y con Claudia Sheinbaum Pardo que se han podido rescatar los restos de 21 mineros y la entrega digna de 13 de ellos.
En su libro El colapso de la dignidad, Napelón Goméz Urrutia retrata a Larrea como un patrón que no otorgaba seguridad ni se preocupaba por una ventilación suficiente en sus minas, además de haber sido omiso con las familias afectadas por el desplome. "El cobarde de Germán Larrea no se presentó en la mina ni para pedirle disculpas a las familias, ofrecer las condolencias y ofrecer los recursos técnicos o materiales para el rescate", acusó sobre Pasta de Conchos Gómez Urrutia.
Grupo México es además responsable del mayor desastre ecológico en el país. El derrame de químicos en el Río Sonora ocurrido en agosto de 2014, cuando la mina Buenavista del Cobre —subsidiaria de Grupo México— derramó 40 mil metros cúbicos de ácido sulfúrico con 700 toneladas de metales pesados en los ríos Bacanuchi y Sonora. Desde entonces, las personas viven con afectaciones en su salud y en sus comunidades.

Damnificados se ampararon por esta situación contra el gigante minero y en enero de 2020 lograron que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ordenara reabrir el Fideicomiso Río Sonora, creado para atender las afectaciones por el derrame, al determinar que la reparación del daño que hizo la minera de Germán Larrea Mota Velasco “no fue adecuada”.
En agosto pasado, en el 11 aniversario del desastre, las comunidades afectadas denunciaron que existe remediación ambiental, ni acceso a agua libre de metales pesados, ni hospital especializado en toxicología, ni atención a la salud. Las comunidades denuncian abandono y retrocesos por parte del gobierno federal y estatal.
La Presidenta Claudia Sheinbaum ha dicho a su vez que mantiene el diálogo con Grupo México para que se remedie el daño. La Presidenta dijo hace unos días que se tiene que garantizarse la limpieza del río, del suelo, una clínica que quedó a la mitad, un laboratorio para estar analizando la calidad del agua y aparte la mina de los mineros.
Lo cierto es que estos dos no són los únicos desastres vinculados a las operaciones de esta minera:
Ese mismo agosto de 2014, un tren cargado con 240 toneladas de ácido sulfúrico, se descarriló y volcó a escasos metros del Río Santa Cruz en Nogales, Sonora. Los residuos tóxicos provenían de la minera de Buenavista del Cobre. Dos años después, también en Sonora, un carro tanque volcó en la mina La Caridad, de Grupo México y derramó más de 10 mil litros de ácido débil en el municipio de Nacozari, en la sierra alta del estado.
En el Río Bolaños, en Jalisco, una ruptura en la presa de jales de la mina de plata de Bolaños, propiedad de Grupo México desde 1993, provocó que se vertieran mercurio, plomo y arsénico en 2010, lo que causó la muerte de peces y afectaciones a la vida de las poblaciones ribereñas.
En mayo de 2019, agricultores y ganaderos de la comunidad de Sombrerete, en Zacatecas, denunciaron al Gobierno del estado y a dirigentes sindicales de la Unidad Minera San Martín, que pertenece al Grupo México, por el derrame de desechos con cianuro y otros contaminantes en el río de la comunidad.
Meses después, en julio, una falla en las válvulas de las tuberías de Grupo México durante un proceso de trasvase en la Terminal Marítima de Guaymas provocó el derrame de tres mil litros de ácido sulfúrico en el Mar de Cortés.
Además de los desastres ambientales causados por Grupo México, existen denuncias laborales contra Larrea.
En 2004, la fracción I de la sección 207 de Agua Prieta, Sonora, del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, inició huelga por violaciones al contrato colectivo a raíz de un adeudo que se mantenía con los trabajadores.
Tres años después, en 2007, el Sindicato Minero se declaró en huelga y paró las operaciones mineras en Cananea , San Martín y Sombrerete en 2007 en demanda de contratos colectivos y una revisión a los estándares de seguridad.
Desde entonces, los mineros mantienen su huelga.
Aunque no se trata sólo de irregularidades en México.
En abril de 2017, el Sindicato Único de Trabajadores de Southern Perú Copper Corporation presentó diversas demandas a Grupo México como fueron el rechazo a la instalación de cámaras de vigilancia y cumplimiento de la prueba de protección de la jornada máxima; el cese de despidos masivos bajo la modalidad de incapacidad permanente; la revisión del pago por concepto de participación de utilidades de 2016; y mejoramiento de la atención médica.
Dos años antes, agricultores protestaron en Arequipa por los posibles riesgos que traería Southern Copper a la zona costera, algo que negó la firma.
En Estados Unidos también ha tenido señalamientos. Asarco, una firma minera que Grupo México compró en 1999, fue señalada en 2006 de haber incinerado y almacenado tóxicos como agua utilizada para lavar un horno en el que se quemaron desechos de armas químicas. En 2008, Asarco demandó a Grupo México de quitarle sus activos más valiosos y llevarla a la bancarrota, no obstante, un año después la minera estadounidense saldría de la bancarrota controlada por Grupo México.
En Gobierno pasado, Grupo México enfrentaría otra polémica cuando en noviembre de 2022 concluyó su contrato de manera anticipada en la construcción del tramo cinco del Tren Maya porque dijo que le era imposible cumplir con los plazos establecidos para la entrega del proyecto.
Este día, en otro episodio polémico, el Presidente López Obrador dio a conocer que German Larrea “mal aconsejado” por sus abogados, entre ellos Fernando Gómez-Mont Urueta, Secretario de Gobernación con Felipe Calderón, exigió 9 mil 500 millones de pesos al Gobierno de México luego de que se declarara de utilidad pública y se ordenara la ocupación temporal de tres tramos de ferrocarril que pertenecen al Grupo México.





