El rechazo a la cacería de migrantes y el endurecimiento de las expulsiones impulsadas por Donald Trump ya no se limita a migrantes o comunidades latinas. Una reciente encuesta del Pew Research Center muestra que la percepción de que su política migratoria es excesiva está creciendo incluso entre su propia base, con un aumento de republicanos —incluidos blancos— que comienzan a cuestionar y a considerar como “demasiado” las acciones de deportaciones.
Ciudad de México, 20 de diciembre (SinEmbargo).- El rechazo a las deportaciones impulsadas por Donald Trump ya no se limita a la población latina ni a las comunidades migrantes. Cada vez más estadounidenses — ya sea demócratas y republicanos— consideran que la política antimigrante y xenófoba del mandatario es excesiva. Y es que, una encuesta del Pew Research Center realizada en octubre y publicada este mes de diciembre, muestra un crecimiento de la percepción de que el Gobierno de Trump esta haciendo “demasiado”, en el sentido de que está yendo demasiado lejos, en las deportaciones de inmigrantes sin documento en Estados Unidos.
De acuerdo con el sondeo, el número de estadounidenses que considera excesivas las deportaciones creció, al pasar de un 44 por ciento que en marzo pensaba que las acciones de deportaciones eran “demasiado” a un 53 por ciento que pensaba lo mismo en octubre, es decir, aumento de nueve puntos porcentuales en apenas siete meses. Por otra parte, la proporción de quienes creen que la administración hace “lo correcto” cayó de 43 a 36 por ciento, mientras que la opinión de que se hace “muy poco” prácticamente no varió.
Pero uno de los aspectos más significativos del estudio es que el descontento también comienza a crecer entre los propios republicanos, ya que, entre quienes se inclinan por el Partido Republicano, el porcentaje que considera que el Gobierno hace “demasiado” en materia de deportaciones pasó de 13 por ciento en marzo a 20 por ciento en octubre. En contraste, quienes opinan que Trump hace “lo correcto” disminuyeron de 69 a 64 por ciento. En cuanto a la percepción de que se hace “muy poco” apenas se movió, al pasar de 17 a 16 por ciento.
Lo cierto es que en el terreno de los hechos, la administración de Donald Trump avanza a pasos agigantados para superar las cifras de deportaciones alcanzadas en el Gobierno de Barack Obama. A finales de agosto, una publicación de la periodista Miriam Jordan en The New York Times advirtió, con base en estadísticas del mismo Pew Research Center, que la promesa de campaña de Trump de llevar a cabo deportaciones masivas se estaba acercando a la realidad, debido a que para la primera semana de agosto las deportaciones rondaban las mil 500 personas diarias, un nivel sin precedentes desde la administración Obama, a quien defensores de los migrantes llegaron a llamar “el deportador en jefe”.
“Un análisis de los nuevos datos del censo, publicado el jueves por el Pew Research Center, una entidad independiente, reveló que, entre enero y junio, la población nacida en el extranjero en Estados Unidos, tanto residentes legales como indocumentados, disminuyó en casi 1.5 millones. En junio, el país albergaba a 51.9 millones de inmigrantes, una cifra inferior a los 53.3 millones registrados seis meses antes”, señala el análisis citado por el NYT.
De acuerdo con Miriam Jordan, funcionarios de la administración Trump han celebrado esta salida neta de inmigrantes, argumentando que ha disminuido la presión sobre los servicios públicos y que los mercados laborales se han recuperado. Sin embargo, añade, incluso entre los partidarios de la línea dura migratoria hay quienes sostienen que las medidas no han sido suficientes.
Los efectos de la expulsión masiva de migrantes —a quienes el discurso oficial criminaliza sin sustento— comienzan a reflejarse tanto en las encuestas como en la popularidad del Presidente. Este reciente estudio del Pew Research Center analizó la evolución de la opinión pública entre marzo y octubre de 2025 sobre si la administración Trump está haciendo “muy poco”, “lo correcto” o “”demasiado” en las deportaciones, y los resultaron muestran que, entre demócratas y republicanos, hispanos y blancos, la idea que la política migratoria del Gobierno se ha vuelto excesiva está creciendo; un incremento particularmente marcado entre los demócratas.
En el total de la población adulta, según el estudio, la percepción de que el Gobierno hace “demasiado” pasó de 44 por ciento en marzo a 53 por ciento en octubre. En ese mismo periodo, quienes consideran que la administración hace “lo correcto” disminuyeron de 43 a 36 por ciento, mientras que la opinión de que se hace “muy poco” se mantuvo prácticamente sin cambios, al pasar de 11 a 10 por ciento.
La encuesta, además, desagrega los resultados por afinidad partidista, y aunque los porcentajes varían, la tendencia hacia la desaprobación se mantiene. Entre quienes se identifican como demócratas o se inclinan por el Partido Demócrata, evidentemente el rechazo es mayor. Por ejemplo, e n marzo, 75 por ciento consideraba que la administración hacía “demasiado” en deportaciones; en octubre, esa cifra subió a 86 por ciento. En paralelo, la percepción de que se hacía “lo correcto” cayó de 17 a 9 por ciento, y la de que se hacía “muy poco” bajó de 6 a 4 por ciento.
Entre los republicanos y quienes se inclinan por ese partido también en general se observa un cambio. En marzo pasado, el 13 por ciento opinaba que el Gobierno hacía “demasiado” en deportaciones; para el mes de octubre, el porcentaje aumentó a 20 por ciento. En contraparte, la idea de que se hace “lo correcto” bajó de 69 a 64 por ciento, y la de que se hace “muy poco” pasó de 17 a 16 por ciento.
Dentro de ese mismo grupos, es decir, los republicanos, la encuesta presenta diferencias importantes por origen étnico. Son los republicanos hispanos —a diferencia de los republicanos blancos— quienes con mayor frecuencia consideran que la administración Trump está yendo demasiado lejos en materia de deportaciones y donde se registra el mayor crecimiento de esta percepción, ya que en marzo el 28 por ciento de los republicanos hispanos calificaba como excesivas las acciones de deportación y para octubre el porcentaje subió a 47.
No obstante, incluso entre los republicanos blancos se observa un aumento de quienes comienzan a considerar excesivas las deportaciones. En concreto, mientras que en marzo el porcentaje de republicanos blancos con esa percepción era de 8 por ciento. Para octubre, aumentó a 13 por ciento.
Por otra parte, es importante recordar que a penas el pasado 17 de diciembre, el Pew Research Center difundió otro estudio que de igual forma muestra el rechazo latino a Trump. Incluso entre latinos que votaron por Trump comienza a gestarse un distanciamiento, aunque todavía leve.
Entre los indicadores más relevantes destaca que 70 por ciento de los latinos desaprueba la forma en que Trump desempeña su trabajo como Presidente; 65 por ciento rechaza el enfoque de su administración hacia la inmigración, y 61 por ciento considera que sus políticas económicas han empeorado las condiciones económicas.
No obstante, el Pew señala que las opiniones de los latinos están profundamente divididas según su voto en las elecciones de 2024. “Quienes votaron por Trump expresan un fuerte apoyo al Presidente y sus políticas, mientras que quienes votaron por Kamala Harris tienen opiniones profundamente negativas. Por ejemplo, 81 por ciento de los votantes latinos de Trump aprueban su desempeño, aunque esta cifra ha disminuido desde el 93 por ciento al inicio de su mandato actual. En contraste, casi todos los votantes latinos de Harris desaprueban al Presidente. Estos patrones reflejan los del público estadounidense en general”, indica el centro de estudios.
El Pew también explica que Trump ha impulsado cambios importantes en política económica y migratoria desde su regreso al cargo. En economía, destacan las políticas arancelarias y el proyecto fiscal y presupuestario conocido como Big Beautiful Bill. En inmigración, su administración ha intensificado los esfuerzos para detener y deportar a personas que residen ilegalmente en el país, recurriendo a tácticas más agresivas.
Expertos advierten que esta tendencia podría tener consecuencias económicas y demográficas negativas para Estados Unidos, según el texto publicado en agosto pasado por The New York Times, donde Miriam Jordan resaltó que “los inmigrantes constituyen una fuerza laboral crucial en muchos sectores, y la dependencia del país de ellos aumenta a medida que se jubilan más baby boomers”.
En cuanto a deportaciones, de acuerdo con datos del Departamento de Seguridad Nacional citados por el Times, el número total de deportaciones bajo el Gobierno de Trump asciende a 332 mil, cifra que incluye expulsiones aceleradas en frontera realizadas por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
“El ICE ahora utiliza alrededor de una docena de aviones chárter diarios para realizar deportaciones y trasladar detenidos por todo el país, casi el doble que en enero, según datos recopilados por Tom Cartwright, defensor de la inmigración que rastrea los vuelos del ICE. En mayo, el ICE modificó su contrato con CSI Aviation para aumentar el número de vuelos semanales y reanudó el uso de un número limitado de aviones militares. La expansión de estas operaciones ha provocado protestas, reacciones negativas y múltiples recursos legales, pero los funcionarios han seguido adelante con tácticas agresivas”, señala el diario.
El pasado 8 de agosto la Secretaria de Seguridad Interior, Kristi Noem, reconoció que más de un millón de migrantes en situación irregular “han salido voluntariamente” de Estados Unidos desde que Trump asumió nuevamente la Presidencia el 20 de enero.
“Creemos que más de un millón de personas han regresado a casa por su cuenta desde que comenzamos esta administración”, declaró Noem en Chicago, tras el cierre paulatino de la frontera con México y el despliegue de mil 500 militares para asegurar la zona.

Apoyo a migrantes crece
El sondeo publicado este mes por el Pew no es el único que refleja el desencanto creciente con las políticas de expulsión. En noviembre, el mismo centro difundió otro estudio que muestra que los estadounidenses mantienen opiniones complejas sobre el futuro de los inmigrantes indocumentados. Según ese trabajo, 64 por ciento está a favor de otorgarles la ciudadanía bajo ciertas condiciones, como pasar una verificación de antecedentes, tener empleo y pagar una multa.
La encuesta, realizada entre el 5 y el 11 de agosto de 2024 a 9 mil 201 adultos, indica que 60 por ciento apoya que los inmigrantes indocumentados puedan solicitar la ciudadanía si cumplen esos requisitos, mientras que 39 por ciento prefiere que sólo accedan a la residencia permanente.
Otra cifra que contradice el discurso de Trump es la caída en los encuentros de la Patrulla Fronteriza con migrantes que cruzan desde México. Tras alcanzar un récord a finales de 2023, estos encuentros se desplomaron en 2024. Según un análisis del Pew difundido en octubre, en agosto se registraron 58 mil 38 encuentros, una caída de 77 por ciento respecto a los 249 mil 741 de diciembre de 2023.
El término “encuentros” se refiere en este análisis a las detenciones de migrantes que cruzan sin autorización, quienes quedan bajo custodia mientras se decide si pueden permanecer legalmente en el país o si serán deportados.
El Pew ha documentado la población indocumentada durante más de dos décadas y registró su máximo en 2007, con 12.2 millones de personas sin autorización para residir en Estados Unidos. En su informe más reciente, señala que la disminución de los encuentros ocurre en medio de cambios de política en ambos lados de la frontera.
Pese a ello, Donald Trump ha justificado su política migratoria criminalizando a la población indocumentada, a la que ha calificado como criminal y violadora desde su campaña. En su primer año de Gobierno, esta estrategia se ha traducido en una persecución sin cortapisas basada en la perfilación racial, que incluso ha alcanzado a ciudadanos estadounidenses, a personas que han servido al país y a poblaciones vulnerables, incluidos niños.
Un ejemplo de ello es lo documentado por el periodista Jorge Luis Macías en La Opinión, quien en noviembre reportó que miles de veteranos migrantes han sido deportados pese a haber servido en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Se trata de hombres reclutados sin ser ciudadanos, bajo la promesa de que podrían regularizar su situación migratoria al concluir su servicio, promesa que no se cumplió.

Con base en cifras del Departamento de Defensa, Macías señala que a inicios de 2024 más de 40 mil ciudadanos extranjeros prestaban servicio militar, tanto activo como en la reserva. El Servicio de Investigación del Congreso estimaba además que otros 115 mil extranjeros residentes han servido en el pasado.
Al menos 10 mil de esos 40 mil veteranos han sido deportados durante la administración Trump, en muchos casos por problemas legales vinculados con trastorno de estrés postraumático (PTSD).
“La cifra extraoficial de deportaciones de veteranos está incluida en una carta enviada por la congresista de Arizona, Yassamin Ansari, al Secretario de Defensa, Pete Hegseth; al Secretario de Asuntos de los Veteranos, Doug Collins; y a la Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem”, detalla el periodista.






