VIDEO, Parte 3 ¬ Desplazado expone cómo las mineras corrompen y destruyen poblados

22/09/2025 - 9:32 pm

Desde el pueblo fantasma Salaverna, desplazado por la mina Tayahua de Carlos Slim, se avisora un posible futuro para el vecino municipio Concepción del Oro, donde la minera Aura detona a diario explosivos subterráneos a metros de las casas. "Aquí está convertida como una región de sacrificio", dijo Don Roberto, un chivero desplazado por las minas al norte de Zacatecas.

Mazapil, Zacatecas, 22 de septiembre (SinEmbargo).– De los tendederos de casas con techos de lámina en Terminal de Providencia o en Bonanza, al norte de Zacatecas, cuelgan los uniformes azul marino con franjas amarillo fosforescente pertenecientes a mineros que trabajan en la mina Tayahua de Grupo Frisco, propiedad del magnate Carlos Slim.

A unos kilómetros, en esa zona que ha sido minera desde La Colonia, se ubican en el semidesierto varios poblados fantasma, entre ellos, Santa Rosa, El Cobre, Nochebuena, así como Providencia, donde nació y de donde fue desplazado a sus 10 años Roberto de la Rosa. "Le estorbaban" a la operación minera de entonces, recordó.

También, muy cerca entre la sierra, está Salaverna, un poblado donde migró con su familia, donde vivían del campo y donde con el tiempo se convirtió en el delegado municipal. Pero la operación de la mina Tayahua, adquirida por Grupo Carso de Slim entre 1985 y 1992, comenzó a cielo abierto en el 2014 para seguir extrayendo cobre, lo que provocó que el pueblo se hundiera.

En diciembre de 2016 se terminó de desplazar a sus habitantes, excepto a él. El desplazamiento de miles de habitantes se dio poco a poco entre tácticas de romper el tejido social, luego echar detonaciones debajo del pueblo y, con apoyo del Gobernador priista Alejandro Tello (2016-2021), finalmente enviar a policías locales y bulldozers para tumbar casas con muebles adentro, acusó Don Roberto.

Desplazado de Providencia cuando era niño, como adulto decidió quedarse a vivir a unos metros, en su milpa con sus chivas y perros; desafiar al empresario más rico de México para salvaguardar los cerros donde se crió y, dice convencido, conservar los caminos donde anduvieron sus abuelos y andarán sus nietos.

"Por desgracia para nosotros y por fortuna para ellos, el pueblo (Salaverna) está asentado en un yacimiento de cobre nativo del 98 por ciento de pureza, y esa es la ambición de querer sacarnos, de desaparecer el pueblo y desplazarnos a nosotros", aseguró en entrevista Don Roberto, sentado muy cerca de la reja que impide el paso hacia Salaverna abandonado.

Casas Providencia en mina Tayahua
Algunas casas en Terminal de Providencia, Zacatecas, ubicadas frente a la mina de cobre de Carlos Slim, tienen techos de lámina y puertas de madera. Foto: Dulce Olvera, SinEmbargo.
Minera Tayahua
Mina Tayahua de Grupo Frisco vista desde Nueva Providencia, Zacatecas. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo.

Minera Frisco reportó a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) que la producción de cobre, plomo y zinc de su mina Tayahua aumentó un 2 por ciento los primeros seis meses de 2025 respecto a la primera mitad de 2024 debido a un mayor tonelaje procesado. En el periodo referido, su producción de cobre subió un 7 por ciento.

En contraste, las casas de los mineros lucen sencillas en los poblados semidesérticos Terminal de Providencia y Bonanza, pertenecientes al municipio de Mazapil, donde el 44.1 por ciento de sus 20 mil habitantes vive en pobreza (Coneval, 2020); el 36 por ciento presenta carencia por acceso a servicios de salud y 30 por ciento reporta carencia en servicios básicos de vivienda. En Terminal de Providencia el Grupo Frisco de Slim solo construyó un centro comunitario a lado de una unidad médica familiar del IMSS.

"Las mineras tienen todo el capital para corromper desde un delegado municipal porque a mí también me quisieron corromper. No crea que nomás me dijeron vete, también me dijeron que había que cambiar de vida, que me iba ir bien si yo cooperaba con ellos (...) Cuando una minera se instala en un lugar, es más fácil que saque a la comunidad que estaba ahí, la originaria, a que se vaya la minera", dijo Roberto de la Rosa sobre su lucha contra el magnate Carlos Slim.

La zona de sacrificio en la que se convirtió el norte de Zacatecas por la actividad minera la vivió en su caso tanto en Providencia como en Salaverna; la ve con las comunidades aledañas a la minera gigante Peñasquito (Newmont) en Mazapil y lo advierte a los habitantes del municipio vecino Concepción del Oro, donde la mina Aranzazú de Aura Minerals agrieta las casas cercanas por detonar explosivos para extraer cobre sin una norma mexicana que lo regule.

Mazapil
Vista de la presa de jales de la mina Peñasquito (Newmont) y de la cabecera de Mazapil, Zacatecas. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo.

Don Roberto les alertó a los de Concha de Oro que, si no arman un frente ciudadano para exigir a la Secretaría de Economía revisar la concesión con base en la Ley Minera (2023), se terminarán hundiendo como ocurrió con Salaverna.

"En Secretaría de Economía son muy déspotas. No está bien, nosotros estamos viviendo una situación muy difícil aquí en Zacatecas. Aquí está convertida como una región de sacrificio. Donde se ven las nubecitas de aquel ladito se va a abrir otra mina. Qué es lo que pasa, pues más contaminación, más acaparamiento de agua para ellos, más despojo y más daño ambiental y a la salud de los que vivimos aquí", afirmó el chivero.

"Y la ganancia quién se la queda, pues los extranjeros, porque poco se queda aquí con nosotros. Bueno, no con nosotros, con los que se queda es con quienes facilitan las leyes que son los legisladores, los gobernantes, desde un comisariado hasta un Presidente de la República. Ellos son los que se quedan con el dinero, nosotros no, nosotros nos quedamos con las enfermedades y con la miseria. Tenemos que hacer grupos de gente consciente y tratar de mantener nuestros pueblos todavía vivos, ¡vivos!".

***

–Usted decía hace un momento 'me crié en el cerro y por eso lo quiero'. ¿Cómo ha sido su lucha contra esta minera?

–Yo digo que me crié en el cerro porque yo nací de aquel lado en Providencia, de allá también fuimos desplazados cuando yo tenía diez años en el 62 porque también el mineral lo lograron sacar por abajo. En aquel tiempo no había gas, no había nada así para cocinar, en aquel tiempo se cocinaba con leña. Mi familia eran leñadores, vivían en el monte acarreando leña para la gente de las comunidades de Providencia, entonces por eso me crié en el cerro, por eso mi relación con la naturaleza es muy estrecha, porque desde niño me crié en el cerro.

–Cuando usted tenía diez años fue desplazado por una minera, ¿cómo fue eso?

–A 700 metros de profundidad de aquí, en el pueblo Providencia, hicieron un túnel desde allí hasta la planta de beneficio que está en Terminal de Providencia (Mazapil), abajo. Por ahí sacaban el mineral, con malacate los traían hacia arriba y luego lo echaban con un teleférico por sobre la sierra. Ya estando el túnel lo sacaron (el mineral) por abajo con carros, como con un trenecito, y fue que sobramos aquí arriba. Pero ese túnel hizo mucho daño a todo aquel lado porque había muchos manantiales sobre la sierra y se secaron. Tengo detectados ocho manantiales que se secaron, fíjate, con pequeñas comunidades también. La gente tuvo que migrar porque ya no había agua.

–¿Usted fue uno de los que migró junto con su familia?

–Sí, fuimos de los últimos que vinimos a dar aquí a Salaverna. Aquí vivía a la vuelta, pero pus ya no.

Una reja impide el paso a Salaverna, Zacatecas, un poblado desplazado por la actividad de la mina Tayahua. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo.

–Y aquí en Salaverna cómo fue que finalmente se fueron todos menos usted–se le pregunta a Don Roberto de la Rosa.

–En 2010 empezaron con que había que cambiar a la comunidad hacia allá abajo, antes de llegar a Mazapil, en Nuevo Salaverna. Para eso había que cambiar uno de forma de vida o qué. Aquí en Salaverna, el 70 por ciento de la población que vivía aquí vivíamos del campo y únicamente el 30 por ciento trabajaba la mina; es mucha la diferencia. Entonces a los de la mina fácil los convencieron y a los demás también porque al último (fue) con amenazas y hubo muchas cosas. Fue de la manera que nos fueron cambiando para allá.

En el 2010 nos dicen que había un proyecto que traían y que no sabían cómo iba a reaccionar el cerro. Yo era el delegado municipal, 'bueno si traes algún proyecto pon aquí el plano y vamos a platicar qué es lo que traes para nosotros saber'. No que 'todo se va hacer por abajo', así dijo el apoderado legal de la empresa (Frisco). Pero vieron que hubo oposición de parte de nosotros y suspendieron la reunión, ya no volvieron a hacer reuniones comunitarias, después lo que hicieron fue casa por casa, familia por familia. Así más fácil fueron convenciendo. Lo curioso es que esperaban que yo anduviera en el monte para ellos meterse y platicar con la gente, esa plática fue por ahí de abril-mayo. El día 4 de diciembre de 2010, hicieron una detonación aquí en el pueblo, en el subsuelo, que todo el pueblo se cimbró. Todas las casas se cimbraron, la gente se amontonaba para salir de su casa, en la puerta; la gente andaba con mucho pánico. Como un acto de terrorismo en contra de la comunidad, pero fue una prueba de máquina. De ahí pasó y sí hubo consecuencias porque en abril de 2011, allá abajo donde fue la detonación, se fue un tractor al vacío porque se cayó una rampa y se mataron tres personas. Para 2012, en abril, se llevaron las primeras gentes para allá, se llevaron 40 familias. Para esto, trajeron gente que ya no estaba viviendo aquí, pero que estaban en Monterrey y Saltillo, la contactaron y les dijeron que les iban a pagar sus casitas, pero que se fueran.

–40 familias reubicadas a Nuevo Salaverna

–Y ese día también vino Miguel Alonso, que era Gobernador de Zacatecas, a inaugurar el Nuevo Salaverna. En ese día trajeron unos camiones llenos de gente de Saltillo y con esa gente dijeron que 'aquí está la gente que vamos a reubicar', pero no era gente de Salaverna, era gente de Saltillo...

–¿Para hacer montón?

–Sí, acarreados. Cuando ya se llevaron los primeros, los que quedaron me dijeron que no iban a aceptar que los lleven para allá, 'aquí nos vamos a quedar'. Pero cuando vio la empresa que ya no podía, el 6 de diciembre de 2012 hizo otra detonación, como ya era de noche no vimos qué había sucedido. El extractor (de emisiones de la mina) estaba aquí dentro del pueblo, nosotros habíamos peleado porque nos lo quitaran y no, nadie lo quiso quitar, ni la autoridad ni nada, es una contaminación muy grave. Esa detonación fue lo que provocó ese hundimiento que estamos viendo. Al día siguiente, ya había mudanzas aquí y gente de la minera diciendo 'ya ven lo que pasó por no hacer caso, ya está asintiéndose la tierra, ya tronó', pero no fue normal, fue provocado; fue un hundimiento provocado.

Nueva Salaverna, Zacatecas
Algunos habitantes desplazados de Salaverna accedieron a mudarse a Nueva Salaverna, ubicado a unos metros de la cabecera de Mazapil, Zacatecas. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo.

–¿Qué fue 'no hacer caso'?, ¿no quererse salir de donde vivían?

–Por no hacer caso porque ellos nos estaban diciendo, los sociólogos del Gobierno, porque el Gobierno (de Zacatecas) los estaba ayudando también, decían 'Dios les manda la barca para que se suban y ustedes no se quieren salvar'. Ellos nos estaban advirtiendo lo que iba a pasar, pero eso es, nos estaban diciendo que había riesgo, pero el riesgo no existía mientras que no hicieran labores de minería abajo. Si no hubiera detonaciones, no pasaba nada. Eso fue para mí un acto de terrorismo contra la comunidad porque la gente que se fue fueron otros 20, se fueron por pánico, eso fue en el 2012.

Siguieron las detonaciones supuestamente normales aquí abajo del pueblo, pero pasaban de 70, 80 diarias. Con esas detonaciones se iba sintiendo todo el subsuelo. Así pasó y el 23 de diciembre de 2016, al ir saliendo de la central de Zacatecas, a las 7:15 de la mañana del día 23 me hablan. 'Don Roberto, véngase porque están entrando muchos estatales', eran más de 120 policías, era la policía municipal de Mazapil y la policía municipal de Concha de Oro y los ministeriales contra siete personas que había en el pueblo, dos hombres y cinco mujeres.

–Ya los últimos...

–Sí, y nosotros que estábamos en Zacatecas. Nos trataron como si fuéramos unos criminales, terroristas o no sé qué cuando los terroristas son ellos. Logramos parar eso porque en Zacatecas teníamos muchos contactos con las organizaciones, el Frente Social, que agrupa como a 42 colectivos, sindicatos y todo eso, campesinos, comerciantes, maestros, por eso hubo una respuesta muy rápido. Llegué con el maestro con unos 12 compañeros, fuimos a la casa del Gobernador (Alejandro Tello) y no había nadie. Para esa hora ya había muchos periodistas ahí. Que el Gobernador andaba en otras comunidades llevando regalos de Navidad para los niños.

–Era diciembre...

–Era diciembre y en otras comunidades andaba haciendo labores buenas y aquí mandó tumbar al pueblo con los bulldozers (máquinas). Para las 7:30 de la mañana me hablaron también y me dijeron 'Don Roberto, ya están tumbando las casas de Don Lalo', con todo y muebles adentro. Y unas gentes que no se querían salir las sacaban a rastra para tumbar la casa. Con la mudanza empezaron a cargar muebles y todo eso. Pero allá en Zacatecas un abogado me dice que pusiéramos una denuncia sobre lo que resulte en Salaverna, no, y una maestra me dice que tapamos la calle principal de Zacatecas, la calle Hidalgo ahí en los Arcos. Fuimos a poner la denuncia y regresamos ahí donde estaban tapando la calle, había un chavo con el megáfono diciendo lo que estaba sucediendo. Se lo quité, se lo pedí prestado y hablé ahí para los automovilistas: 'usted disculpe, pero mi pueblo está siendo desalojado', entonces todos los policías se fueron sobre de mí (se le quiebra la voz), estuvo muy fuerte...

Vino un abogado de Guadalajara, vino a lo de la huelga (de otra minera), y vino a arreglar aquí a la gente que quisiera arreglar y fue de la manera que nos quitó otro montón de gente, les consiguieron hasta 6 millones. Le hablé y ahí estaba Alejandro Tello que fue el Gobernador (2016-2021) que mandó el operativo para que nos demolieran el pueblo, pero luego luego se cobijó con las mujeres y se peló, no quiso nada conmigo. No le ayudaron a la gente, le ayudaron a la empresa a quitarle las piedras que tenía en el camino, eso fue lo que hicieron. La cantidad de dinero que les dieron no importa, lo que hicieron fue quitarle piedras del camino. Lo que hayan gastado dándoles dinero a esa gente en un día lo sacan. Cuando vi a (el abogado) (me dice) 'cuánto vas a querer para arreglarte', no, fue cuando le dije eso, 'si tú le hubieras arreglado a la gente era que hubieran parado la actividad minera abajo del pueblo y que se conservara el pueblo, así le hubieras ayudado a la gente. Le hubieras ayudado a la gente cuando le hubieras dicho a la minera que se le diera la parte que le corresponde a la gente de lo que te vas a llevar de ahí ', pero no está bien porque es como quiera hacerle un daño a la naturaleza. 'Pero no han puesto ningún capital', dice, pues ¡el pueblo! o qué, ¿hacen la mina en el aire? Mejor dio la vuelta y se fue.

Ya después de eso, de que se llevaron la gente, nos quedamos siete nada más. Ya como vieron que ya éramos poquillos entonces viene la criminalización, la persecución contra mí y contra mi hijo. Ahí fue cuando se reflejó que no estaba solo porque tuve apoyo del Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina, de Chile, de Argentina, de Sudamérica, apoyo desde Canadá que le mandaron carta al Gobierno federal y Gobierno estatal para que detuvieran la criminalización. Como quiera logramos que al último unos abogados de Zacatecas nos ayudaron y lograron que nomás nos dieran unos seis meses de portarnos bien, que no molestáramos a los mineros, que no nos acercáramos al pueblo, que no nos acercáramos nosotros a nuestra casa.

–Le pusieron una reja para ya no poder entrar...

–Esa la pusieron ahora al último. Pero sí nos prohibieron entrar acá.

Don Roberto, desplazado de Salaverna
Don Roberto de la Rosa. Al fondo, el poblado desplazado y hundido Salaverna, Zacatecas. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo.

–¿A su hijo lo agredieron?

–No, pero sí lo amenazaron mucho. Cuando ellos andaban cercando, tapándonos las pasadas, nosotros no los dejábamos. Por eso fue la criminalización.

–Tenían una caseta blanca donde hasta ahí podían pasar...

–Pusieron una caseta ahí donde está la cerca, ya la quitaron y en la entrada de allá abajo tienen otra. En cada entrada había así. Cuando el operativo donde andaban tumbando las casas con la policía de Mazapil, andaban diciendo dónde están las entradas para que taparan. Todos los accesos a Salaverna estaban vigilados por la policía de Concha y la de Mazapil. Los de Zacatecas andaban aquí con la gente atemorizándola. Con el movimiento en Zacatecas logramos que se parara el tumbar las casas, pero fueron y tumbaron la delegación y la escuela que estaba arriba, y la iglesia. La escuela era un archivo que estaba lleno de muebles. Nomás el puro poste queda, ahí era la escuela y la iglesia. Y no quedó nada. Con los bulldozers tumbaron. Eran dos escuelas, una antigua y una más reciente. Con todo el mobiliario adentro, la bandera con las orugas (máquinas) la traían por el suelo, hallamos dos banderas.

–¿La bandera de México?

–Sí, la bandera que usábamos para los festejos, los honores a la bandera, esa la traían en el suelo las orugas (máquinas), de esa manera.

Presa de jales mina Tayahua
Presa de jales de la mina de cobre Tayahua, de Grupo Frisco. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo.

–Nos está platicando de una mina que, junto con las autoridades, logró desplazar a todo un poblado. Estamos hablando del empresario más rico de México, Carlos Slim. Lo identifico a usted como el hombre que se enfrenta al hombre más rico de México, ¿qué le ha valido eso, vivir luchando contra el hombre más rico de México?

–Me ha dado mucha claridad sobre el sistema político en México, cómo se maneja, quiénes son los que dan las órdenes. Claro me queda que las mineras tienen todo el capital para corromper desde un delegado municipal porque a mí también me quisieron corromper. No crea que nomás me dijeron vete, también me dijeron que había que cambiar de vida, que me iba ir bien si yo cooperaba con ellos, que si quería poner un negocio, que ya iba dejar de andar en el monte, de andar cuidando chivas. Solo gente que ya no quiere trabajar o que no tiene consciencia aceptaría, pero cómo yo voy a dejar todo esto por irme a meter a un centro de población donde no me encontraría conmigo mismo. Cómo voy a ser yo capaz de vender lo que me dio la vida, mi historia, mis raíces, mi identidad. No tiene precio. Para mí ha sido mucho más importante un ecosistema saludable o la salud del campo a vivir en una ciudad donde no hay vida buena.

–Usted vive en una milpa con sus chivas, con sus perritas...

–Sí, lo que me ha quedado claro es que las mineras corrompen desde abajo hasta arriba porque hasta (Enrique) Peña Nieto y Rosario Robles se pusieron al servicio de Carlos Slim. Es una fuente de corrupción inagotable la minería.

Mapa donde se observa a Salaverna, Concepción del Oro y El Peñasquito y otros poblados mineros alrededor de las minas Peñasquito, Tayahua y Aura Aranzazú. Imagen: Google maps.

–Hasta el fondo está Peñasquito, la minera más grande...

–Lo que se ve al lado izquierdo es la presa de jales, como una laguna, pero estamos viendo nada más la mitad porque la otra parte la tapan los jales. Todos esos cerros no son cerros naturales, son cerros de todo lo que han sacado de Peñasquito. Si vemos, hay una nata, como bruma, pero es pura contaminación y todo eso es lo que nos está enfermando.

–Esa tos que usted trae...

–No, nomás es la pura tos que traigo desde hace como dos semanas y no sé a qué se deba porque es raro que yo me enferme, hasta ahora que he andado así. Pero sí nos ha hecho daño la contaminación. A parte de eso, estaba platicando allá en Concha que hay un cerro de grasa ahí (negro). Bueno, está otro en Mazapil. Son cerros enormes, pero en aquel tiempo lo fundían con leña el mineral, cuánta flora, cuánto combustible no ocuparon para fundir todo ese mineral por eso en muchas partes no se ve vegetación. Allá en Providencia mi abuela decía que cuando era niña en el bosque había un encinal muy grande, y ya no hay ni un encino. Cuando yo llegué aquí a Salaverna allá abajo todavía había encinos y ya no hay.

–Y más para atrás de la mina sí se ven todavía...

–Sí, allá arriba (en la entrada a Mazapil viniendo de Concepción del Oro) es un bosque bonito de encino, bonito. Por eso yo digo que no debemos ser tan crueles con nuestra madre tierra.

Aquí en Salaverna me trataban de ignorante, de que estaba en contra del desarrollo. ¿Este es el desarrollo? Dónde quedó la bonanza del pueblo más importante, de tantos años. Dónde está. Aquí vinieron artistas muy famosos en aquellos años y ahora quién viene. Es una contradicción que digan que es desarrollo cuando yo ya lo he vivido y no es. El desarrollo sería si fuera parejo todo, porque las mineras lo que hacen primeramente, como lo hicieron aquí, desbaratan el tejido social. Empiezan, llegan muy mancitos, visitando casa por casa ofreciendo refrigerador, lo que no tenga la casa. A la escuela van si no tienen pintura, nosotros le pintamos, que tablets, que mesabancos, todo eso. Ya cuando los tienen maiceados, ahora sí: tenemos un proyecto y queremos que nos apoyen. Ese es su modo de entrar. Y luego llegan con los que mueven gente, les dan un dinero y esa gente empieza a platicar con otro que 'está bueno con la minera', y nosotros en contra, pues nos ponen en contra y lo mismo pasó con Peñasquito para lograr allá también. Contrataron gente que le daban 150 mil pesos por andar convenciendo a los demás ejidatarios para que firmaran y no está bien.

Presa jales Zacatecas
Presa de jales negra de extracción antigua de minera en Concepción del Oro, Zacatecas. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo.

–Comenzamos esta plática usted narrando la serie de detonaciones desde 2010 y hubo un momento que ya había hasta 70 diarias. Allá en Concepción del Oro están empezando a registrar cada vez más fuertes las voladuras. Ellos todavía habitan ahí, más de 12 mil personas, familias, niños. Qué mensaje les diría luego de que usted ya vivió todo esto.

–Aquí lo que tenemos que hacer es poner en la balanza qué es más importante, nuestra historia, nuestras raíces, nuestra identidad o un puñado de dinero que nos den para negociar esos tres factores importantes que tiene uno en la vida. Los sacan a uno de ahí y se vuelve como un paria, no tienes identidad, nada de eso. Tenemos que razonar y ver qué calidad de vida queremos para esta y las futuras generaciones porque el daño que nosotros estamos permitiendo que se haga lo van a sentir en su organismo en toda su vida, en su salud, todas las futuras generaciones porque estas son devastaciones que hacen mucho mal a todos. No nada más hacen escarbadero, desplazamientos y todo, sino que todo eso va envenenando las aguas y ellos acaparan casi todo el agua de la región. En un lugar donde hay poca captación de agua –ahora nos ha ido bien este año– pero teníamos cuatro años que yo no levantaba ni la mitad del frijol que sembraba. No se daba nada, maíz, nada. Es lo que hay que poner en la balanza y razonar, pero más que nada es cuestión de conciencia. Los minerales no se comen ni se beben.

–Entonces usted no les recomendaría pedir reubicación, sino luchar el seguir ahí en Concha...

–Los van a ir hundiendo porque aquí empezaron así, lo que tienen que hacer es hacer un frente y buscar parar, que ya no les sigan ahí (detonando). Sería hablar con la Secretaría de Economía en México, buscar las maneras. Desgraciadamente va uno a querer hablar con la Presidenta y lo mandan a uno a la Secretaría de Economía...

–Es la que da las concesiones mineras...

–Sí, en Secretaría de Economía son muy déspotas. No está bien, nosotros estamos viviendo una situación muy difícil aquí en Zacatecas. Aquí está convertida como una región de sacrificio. Donde se ven las nubecitas allá se va abrir otra mina. Qué es lo que pasa, pues más contaminación, más acaparamiento de agua para ellos, más despojo y más daño ambiental y a la salud de los que vivimos aquí. No es nada bueno. Y la ganancia quién se la queda, pues los extranjeros, porque poco se queda aquí con nosotros. Lo que se queda es con quienes facilitan las leyes que son los legisladores, los gobernantes, desde un comisariado hasta un Presidente de la República. Ellos son los que se quedan con el dinero, nosotros nos quedamos con las enfermedades y con la miseria. Tenemos que hacer grupos de gente consciente y tratar de mantener nuestros pueblos todavía vivos, vivos, igual que los ríos. También tenemos ese problema, hay proyectos hídricos, hay tres presas en el río Sonora, en donde todavía no lo vuelven a su normalidad porque está contaminado...

–Por el desbordamiento de tóxicos...

–Hay ahorita también que quieren detonar más la minería, pues sería más desalojos, más desplazamientos, más criminalización, más asesinatos contra los defensores. Nosotros estamos en un muy grave riesgo por eso y quiénes son los beneficiados, pues nada más las grandes corporaciones, a México no le queda nada; y aquí lo vemos.

Minera Tayahua
Minera Tayahua de Grupo Frisco extrae concentrado de cobre. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo.

–Usted tiene una analogía con los sapos y la minera, que se van expandiendo.

–Sí, es una fábula de los fabulistas de antes de Cristo.

–Y cómo entenderlo, dice que acá no le ponen freno las autoridades, acá las comunidades a veces sí se organizan y a veces no. Por ejemplo, en Concha, planean seguir expandiéndose a pesar de que ya están haciendo daños irreversibles.

–Sí, es igual que acá en el Peñasquito. Primero el Peñasquito los desplazó por un lado, y ahorita ya está sacando a los Charcos, a las Mesas y a Palmas. Eso de la fábula del sapo es que había una zarigüeya con su familia en su madriguera, ahí estaban en su cuevilla. Estaba lloviendo y hacía mucho frío, y llega el sapo todo escurrido y se para a un lado de la puerta. 'Déjame entrar, tengo mucho frío'. No, que no cabemos. Muy triste el sapillo ahí, tiemble y tiemble, sufriendo mucho. Al último la zarigüeya se compadeció: 'está bueno, pásale aquí en este rinconcito'. Pero ya estando adentro el sapo empezó esos días a inflarse, inflarse, inflarse. La zarigüeya con sus hijos ya iban pa' la puerta: 'oye, ya párale, nos vas a echar pa' fuera'. 'Pues si no estás a gusto aquí, órale, túmbale pa' fuera'. Entonces, cuando una minera se instala en un lugar, es más fácil que saque a la comunidad que estaba ahí, la originaria, a que se vaya la minera. Es como el sapo, se va expandiendo hasta que echa pa' fuera a los originarios de ahí.

Mina tayahua
Vista interna de minera Tayahua de Grupo Frisco. Imagen: UNAM

–Ahora, está la zarigüeya que son las autoridades que les dan permisos y que no las regulan, está el sapo que es la mina. Usted se siente una persona protegida porque, a pesar de llevar tantos años luchando, no le ha pasado nada respecto a otros defensores...

–Protegido por el cosmos porque si voy a pedir protección quién me la va dar, ¿la autoridad, cuando ha sido la autoridad la que ha venido a desplazarme, la que le ha ayudado a la minera? Nosotros no tenemos Gobierno, las leyes que yo conozco es la justicia para el rico y todo el peso de la ley para uno.

–Porque también además de la zarigüeya y el sapo está la maña, que también está interesada en la minería...

–Sí, son los mismos. Se acuerda que cuando Peña Nieto les ofrecía que iban a tener protección las mineras para que hicieran su trabajo bien, yo no sabía qué tipo de protección. Esa es la protección que tienen ellos.

–Guardia blanca le dicen...

–Son guardias blancas, sí, porque nosotros al último cuando ya no pudieron encerrarnos fue lo que hicieron, de esa manera (nos desplazaron).

Dulce Olvera

Dulce Olvera

Dulce Olvera es reportera de temas de crisis climática, derechos humanos y economía. Conduce con Monserrat Antúnez "Dos con Todo" por SinEmbargo al Aire de 20:30 a 21:30 horas de L-V. Egresada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Lo dice el reportero